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Caixo llega a la residencia

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Tras iniciar el proyecto de perro residencial con Saeta y Beni y la prematura muerte de este último, la Fundación Purísima Concepción incorpora una nueva mascota. Caixo, un perro mestizo, llega para satisfacer una necesidad que faltaba: la de un animal pequeño que pudiese cogerse en brazos y que no intimidase por su tamaño a algunos residentes. No todos toleran un perro grande como un galgo y en estos primeros días todos están satisfechos con la elección de este can inquieto y juguetón. A la vez, Saeta encontrará en este nuevo acompañante el hueco que dejó Beni y que le causó tanto estrés, tristeza y ansiedad.

Por Miguel Pele


Caixo pasa asi a formar parte de la familia de la Fundación Purísima Concepción de Granada. El nombre de esta mascota es un gesto de agradecimiento simbólico a la Fundación La Caixa, que valoró positivamente el proyecto y lo financia. Lleva escasos días en el centro y ya ha comenzado a trabajar en su doble faceta: ha convivido con los residentes como uno más de la familia y ha iniciado su labor terapéutica en pequeño grupo con notable implicación.
A través de Nicolás, el terapeuta, se pusieron en contacto con la Protectora de Animales y Plantas de Granada y eligieron un mestizo de unos dos años, que había sido abandonado y que tuvieron que operar de ambas patas izquierdas. A esta adopción acudieron también el gerente del centro y dos internos, Rocío y Paco. Nos cuentan que fue un momento emotivo. “Cuando se murió Beni, Saeta estaba muy triste y lloraba. Estaba decaído, no quería jugar ni correr. Ahora que ha llegado Caixo está feliz, porque yo me he criado con perros en mi casa y te entienden y saben cuándo estás mal”, recuerda Rocío.
A todos los chicos les gusta salir con Saeta y Caixo a un enorme recinto cerrado, con césped natural, sombra y árboles donde juegan con sus mascotas, “como si fuesen nuestros hermanos pequeños”, les lanzan pelotas, peluches o cuerdas y les hacen correr. En este espacio tanto Saeta como Caixo corren a sus anchas, libres (cuando los llevan por el resto del centro siempre van con correa). Ambos desfogan y compiten por ver quieén es más rápido, cada uno jugando sus bazas: el galgo gana en velocidad, pero el mestizo usa su inteligencia para acortar los recorridos y llegar a la altura de su hermano mayor. Los chicos nos cuentan que además de correr y jugar con pelotas “a Caixo le encanta también que lo cojan en brazos y se queda relajado y también le gusta que le rasquen la tripa”, nos dice Isa, otra interna del centro. “Porque no solo es una mascota, es de la familia, uno más de la casa”. Y todos coinciden en que es un perro “muy bueno y que se lleva muy bien con Saeta”.
Y esta simbiosis entre animales de compañía y personas hace que ambos grupos se beneficien por igual, uno por encontrar una segunda oportunidad y un nuevo hogar y otros porque podrán tener dos mascotas con las que jugar, asumir responsabilidades de su cuidado y alimentación y disfrutar con sus juegos.
A Caixo le espera un largo camino pues va a comenzar a ser preparado como perro de terapia, para lo que las primeras impresiones dicen que va a ser un estupendo animal terapeuta. Tiene cualidades innatas, pues además de ser juguetón, alegre y con un tamaño mediano, en las primeras sesiones de prueba ya ha demostrado que sigue las intrucciones del adiestrador. Por otro lado, es muy sociable con todas las personas, se acerca con curiosidad a saludar a los desconocidos que encuentra por el centro (unos 500 en palabras del coordinador de la Fundación), no les ladra y está iniciado en la obediencia básica para que los internos puedan hacerse cargo de él en los desplazamientos por el recinto.

RESCATADO EN LA ACEQUIA

La Sociedad Protectora de Animales y Plantas,ubicada en Fuente Vaqueros (Granada), recibió la llamada de un vecino que había encontrado un perro con dos patas heridas y rotas. “El animal se encontraba desnutrido, era capaz de caminar manteniendo el equilibrio, a pesar de tener afectados los dos miembros del lado izquierdo, y estaba en el límite de perder la vida”, relata a LADRIDOS Corinna Willhöft, responsable de la protectora. Ésta se hizo cargo de él y sufragó la operación de ambas extremidades, cercana a los 800€euros. Durante el siguiente mes convivió en el domicilio particular de Corinna para evitar posibles infecciones y lograr una total rehabilitación.
A partir de ese momento, una vez recuperado, se procedió a su posible adopción, cosa que ocurrió cuando la Fundación Purísima Concepción, a través de su adiestrador, se puso en contacto con la protectora buscando un perrito para la residencia. Necesitaban un ejemplar pequeño, alegre y que sirviese para una doble finalidad: perro de terapia y de compañía.
Para la adopción acudieron directivos de la Fundación, el adiestrador y dos internos, Rocío y Paco. Unos firmaron la documentación de la acogida de Caixo y otros se hicieron cargo físico de su mascota. Fue un acto emotivo, pues rescataban a un animal, que meses antes se encontraba desahuciado, y le daban una segunda vida “con muchos dueños”.

 

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