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Voluntarios en emergenciassamurcanino

 

Localizar un cuerpo en el derrumbe de un edificio en madrid ha sido una de las intervenciones más importantes de la unidad en los últimos meses. El servicio de “perros rescatadores” de emergencias de la capital cumple este diciembre once años.Nueve perros y 24 guías y figurantes forman parte de la unidad canina de SAMUR del Ayuntamiento de Madrid. Su especialidad es el rescate de personas vivas en derrumbamientos, terremotos u otras catástrofes naturales. 

Por P. Alameda

“Encontrar vivas a las víctimas del derrumbamiento de un edificio, en terremotos, casos de corrimientos de tierras o en episodios de avalanchas de nieve es el objetivo de la unidad canina que desde diciembre de 2007 trabaja en colaboración con los efectivos de SAMUR-Protección Civil del Ayuntamiento de Madrid. Nueve perros –cuatro de ellos en iniciación y otros dos ya jubilados que sólo se utilizan para exhibiciones- y 24 efectivos más, entre auxiliares y figurantes, forman parte de este equipo que, por sus características es ya “la herramienta más versátil en la búsqueda de personas perdidas o sepultadas dadas sus capacidades olfativas, de aprendizaje y posibilidad de manejo y transporte”, explica Luis Enrique González, técnico auxiliar de transporte sanitario y guía canino del cuerpo de emergencias de la capital.
Todo el personal de este equipo está enmarcado en la parte voluntaria de SAMUR-PC. Los perros son propiedad de los guías, viven con ellos, y también son ellos los que se encargan de los entrenamientos de los canes de cara a participar en un rescate. “Cada perro tiene su guía y trabajan siempre juntos, pero de forma excepcional cualquier guía podría trabajar con cualquier perro ya que los entrenamientos se realizan de uno en uno y el resto de componentes del equipo están presentes supervisando los entrenamientos, de esta forma llegan a conocer al perro como si fuera suyo. Actualmente un auxiliar está entrenando con el perro de otro guía con resultados satisfactorios”, asegura González que explica que los entrenamientos se llevan a cabo en entornos preparados específicamente para ellos.
De dos a tres días por semana los equipos integrados por Kenji, de raza golden; Hiro, un border collie; Ago, pastor checo; Ray, pastor alemán; Coco y Sam, labradores; e Isis, un westy (los cuatro últimos en iniciación), realizan entrenamientos cortos para evitar que los canes no entren en fatiga olfativa y pierdan la concentración. “A medida que avanza el nivel, se procede a alargar los ejercicios, el tiempo que un perro pueda estar realizando una búsqueda dependerá de su capacidad física y psíquica”, añade el guía que insiste en que no es conveniente mantenerlos demasiado tiempo trabajando de manera continua. La formación de los perros y sus adiestradores es constante durante todo el año y toda la vida de trabajo del animal. Una vez que el perro alcanza el nivel de operativo, se sigue entrenando con el objetivo de mantener el nivel alcanzado.
En los escenarios en los que ensayan, entornos totalmente controlados, tampoco dejan nada al azar. Trabajar en campos de entrenamiento permite a los perros realizar los ejercicios sin margen de error. En el nivel más avanzado, en el que en la actualidad hay tres parejas de guía-perro, las recreaciones en las que se realiza el adiestramiento se aproximan tanto a una situación real que trabajan en escenarios en los que el citado control se suprime con el objetivo de realizar una búsqueda en la que el guía no conozca si existe o no víctima escondida y dónde se encuentra. En los entrenamientos más realistas los perros se preparan incluso con ejercicios para llegar a controlar corrientes de aire, ensayan con estímulos visuales y sonoros y distintos niveles de accesibilidad. También con distintas formas de firme que puedan complicar el desplazamiento por el mismo.
Más importantes incluso que los campos de entrenamiento en el adiestramiento de los canes son los elementos motivadores (mordedores, pelotas, etc.) y los auxiliares y figurantes. “Estas dos últimas son las partes más importantes, ya que sin ellos no podríamos entrenar a los perros, por eso la necesidad de un grupo o equipo”, indica el efectivo de SAMUR-PC. Además, junto al entrenamiento en el servicio –en el que invierten una media de unas cinco horas- y que está más enfocado a ensayar casos técnicos, el adiestramiento de los perros de Emergencias Madrid continúa en casa: “todos los días un rato, aprovechando los paseos para sociabilizar, reforzar marcajes, obediencia o utilizar medios urbanos como los pasos de rejilla o los ruidos de motores para trabajar desplazamientos”, subraya González.
A la vista de la variedad de razas con las que trabajan podría decirse que cualquier perro puede convertirse en miembro del equipo canino de SAMUR-PC y prepararse para participar en rescates. El guía explica que, además de olfato, para integrarse en el servicio los perros deben ser sociables tanto con las personas como con otros perros, tener un alto grado de adaptabilidad, sensibilidades medias-bajas, agresividad nula y disponer de un cierto equilibrio en dominancia y sumisión. González añade que “deben ser complacientes a la voluntad de trabajo, tener capacidad de amoldarse a prácticamente cualquier circunstancia, capacidad de desplazamiento en cualquier entorno, capacidad para que no merme su concentración en el trabajo y que no tengan miedos a estímulos visuales o auditivos”. Otros requisitos más específicos pasan porque los canes disfruten de una buena capacidad respiratoria (no razas braquicefálicas), tengan el pelo corto para evitar enredos y complicaciones, y sean de talla mediana y constitución fuerte.
Ayudándose del olfato de los perros, en Madrid participaron el pasado verano en la localización de las víctimas del edificio de la calle General Martínez Campos. Su adiestramiento también les convierte en los sabuesos ideales a la hora de encontrar personas desaparecidas en casos como los de las recientes riadas de Mallorca.

Las dificultades de los pioneros

Mustang, un labrador negro que cuando llegó a manos de su guía tenía dificultades; Eida, donada por la Fundación ONCE por su alto nivel de actividad; Osi, un pastor alemán de trabajo y Desvy, golden; fueron los integrantes de la primera generación de perros operativos para el rescate de SAMUR-PC. Son los primeros canes a los que el equipo de Emergencias Madrid formó de cero. Por el equipo pasaron muchos canes y guías más pero, como explica Luis Enrique González, muchos de ellos se marcharon por motivos personales o laborales de sus dueños. “No olvidemos que esta unidad está formada por personal voluntario que tienen otras obligaciones; y que en ocasiones es difícil poder aportar todo el tiempo que esta especialidad requiere”, concluye el guía.

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