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Perros criados en la cárcel para

mimar a los veteranos de guerra

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El programa Puppies Behind Bars, PBB, prepara cachorros de labrador en seis prisiones de EE UU para servir ahora a aquellos que les sirvieron durante la guerra

En Estados Unidos, donde un 20% de los casi tres millones de militares que sirvieron en las guerras posteriores al 11-S tiene depresión o traumatismo cerebral y cada día se suicidan 20 veteranos del Ejército, Gloria Gilbert puso en marcha en 2006 el programa Puppies Behind Bars, PBB, de cría de perros en prisiones americanas para proporcionar canes de servicio a los veteranos que regresan a casa que han sufrido una lesión física, incluidos lesión cerebral traumática (TBI) o trastorno de estrés postraumático (PTSD).
Por Carlos XESTAL

Según señala Gilbert, presidenta y fundadora de esta organización, “Los cachorros de labrador retriever son criados y entrenados en el interior de una prisión desde la edad de 8 semanas hasta que están listos para ser ubicados con un veterano, que suele ser cuando el perro tiene entre 20 y 28 meses de edad”.
Puppies Behind Bars trabaja con ocho cárceles de Estados Unidos, donde los cachorros, sin haber realizado ni haber sido condenado por ningún delito, ingresan a las ocho semanas cuando son separados de su madre. En ese momento cada uno es adjudicado a un recluso con el que convivirá los dos años siguientes de su vida, hasta que esté totalmente preparado para irse con un veterano y ayudarle en su vida diara.
“Nuestros perros no son criados en una perrera ni nada parecido, están con personas las 24 horas del día los siete días de la semana, por lo que desarrollan un vínculo excepcional con los humanos”, matiza la directora del programa.
En la cárcel, mientras se socializan y se preparan para convivir luego con un veterano de guerra, ayudan a los reclusos que al desarrollar un papel fundamental en este proceso también se socializan y aprenden a ser útiles en la sociedad, lo que les ayuda en su autoestima, generalmente causa de sus procesos penales. “Los perros pueden cambiar la vida de los presos que han construido muros alrededor de sus emociones para poder sobrevivir en la cárcel”, indica la fundadora de PBB.

Mientras que los animales viven “privados de libertad” aprenden alrededor de 90 comandos especialmente útiles para los veteranos con problemas tanto físicos como psíquicos.
Cuando el cachorro de labrador retriever está listo es emparejado con un veterano de guerra, que después de pasar por un meticuloso proceso de selección, tiene que acudir 16 días al estado de Nueva York, periodo en el que aprende las órdenes que el perro conoce y cómo cuidar a su nuevo compañero. La mitad de esta capacitación se realiza en la prisión donde el cachorro ha sido formado, donde los veteranos de guerra aprenden directamente del recluso, o reclusos, que hayan sido los criadores de su cachorro.

“Para graduarse de la capacitación del equipo, los veteranos deben aprobar nuestra ‘prueba de acceso público’ para demostrar que la competencia cliente / perro forma un equipo apropiado para canes de servicio, matiza Gloria.
Tras todo este proceso, los “graduados” vuelven a su hogar con un perro de servicio debidamente certificado por Assistance Dogs International con toda su documentación en regla. La organización PBB hace luego un firme y riguroso seguimiento del perro, para ello retiene la propiedad del can por cinco años para asegurarse que cada binomio perro-veterano sea efectivo, y realiza visitas periódicas al hogar del militar.
Todo este costoso proceso no supone ningún gasto para el soldado y se hace siempre con altos parámetros de bienestar para los perros. Las peticiones de canes que recibe son muchas, pero PBB sólo acepta una de cada siete y suele emparejar unos quince o veinte perros al año.

 
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