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LA DISCIPLINA

Agility: cómo ser el más veloz  (Parte II: JUMPING)

agility

Por Carlos REDONDO

En jumping es fundamental la posición en pista y la efectividad de las órdenes que se dan al animal ya que, en cualquier momento puede cometerse un error que pueda echar todo a perder. Para acceder a ella es necesario alcanzar al menos el Grado II de Agility. En tan sólo siete minutos, los participantes reconocerán la pista para diseñar la estrategia perfecta que le permita realizar el recorrido sorteando todos obstáculos con la mayor velocidad posible

 

Una vez inscritos en un grupo de trabajo y obtenida la cartilla de medición necesaria para ubicar al perro en la categoría adecuada según su tamaño (standard, mini, midi), se podrán disputar las pruebas de Agility en las que nos inscribamos. Esta competición canina se clasifica en tres grados, según su dificultad. Cada uno de ellos están formados por dos mangas: jumping y agility. En el Grado I, el de menor dificultad, se realizan dos mangas de Agility. Será a partir de dicho grado cuando los participantes podrán realizar la manga de jumping tal y como establecen las normas de funcionamiento de la RSCE. Resulta ganador quien complete las dos mangas en el menor tiempo posible, y sin cometer penalizaciones.

En teoría las dos deberían ser igual de fáciles o difíciles, pero en la práctica se da otra cosa tal y como comenta la tercera clasificada en categoría MIDI en el Campeonato de Agility del presente año, Elisenda Huidobro, a LADRIDOS “El jumping es una manga donde se suele potenciar más la velocidad del perro y resultan pistas más fluidas. En el Agility, también buscamos correr, pero los 3 obstáculos que implican zonas de contacto causan faltas con mucha facilidad”.

Cuando se empieza a entrenar esta disciplina, se aprenden los obstáculos por separado, y después se vas encadenando en pista, de manera que se entrena igual una pista de agility que de jumping. “Cuando enseñas obstáculos por primera vez, solemos usar comida o juguetes para motivar o enfocar la atención del perro, y con el tiempo van asimilando qué orden va con cada movimiento u obstáculo. Con la velocidad igual, hay perros que lanzándoles un juguete o cuando saben que hay comida al final del recorrido, corren mucho más. Cuando ellos ya saben los obstáculos somos nosotros los que debemos perfeccionar nuestra manera de guiar en los dos tipos de mangas” afirma Huidobro. 

Cada perro es un mundo, Elisenda con su cocker trabaja tanto con juguetes como con comida. Antes de hacer un recorrido ya le está animando y mientras lo hace también, eso hace que “salga más fuerte a pista” explica Elisenda.

Por este motivo, es fundamental la posición que se adopta en pista y las órdenes que se realizan al perro. “Jumping exige más velocidad y timing entre el perro y el guía, por lo que es más fácil cometer un fallo” explica Eduardo Font, actual campeón de Agility de España en categoría MIDI.

Además, las características psicofísicas del perro pueden condicionar la ejecución de los mismos. Por ejemplo, los perros altos con zancada muy larga tienen más facilidad en no tocar las subidas de las zonas de contacto y hay perros pequeños, que les cuesta el balancín, porque le tienen miedo o pesan poco y tardan mucho en bajar perdiendo unos preciados segundos. 

Para Elisenda, el slalom es el obstáculo más problemático en algunas competiciones, ya que “es el que pide un movimiento más antinatural para el perro y por eso, si no se entrena bien puede ser difícil”.

En grupos de 30-40 personas deberán reconocer la pista y buscar así, la ruta más segura y rápida en apenas siete minutos que tiene cada uno de los grupos para dicho proceso. 

Entre los diferentes obstáculos a sortear en la prueba de jumping se distinguen los de salto, los túneles y el slalom. Respecto al salto pueden ser: Las vallas de saltos (1), que constan de dos soportes verticales y una barra horizontal que, al tocarla, caerá al suelo. La altura a la que se sitúe dicha barra dependerá de la categoría de competición en la que nos encontremos.

El muro (2) está formado por un panel liso compuesto de 3 a 5 elementos, con forma de teja, que el perro ha de sobrepasar por encima. Por último, la rueda (3), cuya altura estará regulada por una cuerda.

Otros obstáculos son los túneles. Por un lado, está el túnel articulado (4) que ha de ser flexible para permitir la formación de una o varias curvas, las cuáles se sujetarán al suelo, a través de elementos de peso como sacos de tierra, para evitar que se desplacen excesivamente. Por otro lado, el túnel ciego rígido (5) que presenta una entrada con forma de arco de estructura rígida. La salida está formada por una lona que se podrá fijar al suelo con dos clavijas, con una distancia entre ellas con no más de 50 centímetros. Por último, el slalom (6) formados por doce postes de 3 a 5 centímetros de diámetro que el perro ha de sortear.

 

En su esplendor

Por ÓSCAR MUÑIZ, campeón de España de Agility 2017, categoría STANDARD

En primer lugar y para que todo el mundo entienda hay que diferenciar que una competición de Agility consta de dos mangas diferenciadas y el conjunto de ellas determina las clasificaciones de la competición: una manga de Agility y una manga de Jumping.

Para entender una hay que conocer la otra, las dos están formadas por un recorrido de obstáculos como los túneles, vallas, rueda, slalom, etc. a superar por el perro y guía.

La principal diferencia entre las dos mangas está en los denominados obstáculos de contacto: la pasarela , la empalizada y el balancín. Estos obstáculos tienen marcado una diferencia de color donde el perro tiene que tener contacto obligatorio a lo largo del mismo.

El Jumping es una de las dos modalidades que comprende una competición de Agility donde no se usan las zonas de contacto, suele entenderse como un recorrido mucho más rápido donde poder ver al perro en todo su esplendor ejecutando los distintos obstáculos a gran velocidad.

Esta manga tiene dos visiones entre los competidores, siendo más o menos complicada que una manga de agility. Dependiendo del equipo, su manera de trabajar y la confianza en las zonas de contacto inclinamos la balanza a un lado o a otro. Por un lado, están los que dudan del trabajo de zonas, que ven el Jumping más factible por no existir dichas zonas de contacto obligatorio, esto hace que el guía suela ir con menos preocupación y se concentre en el recorrido sin tanta tensión. 

En contrapartida se encuentran los que lo ven más complicado, por ser mucho mas rápido y sin las zonas de contacto, que en muchas ocasiones sirven de desahogo a quiénes las trabajan con confianza.

Esta visión es una manera de verlo de manera generalizada porque hoy en día con las nuevas técnicas y la mejora de los equipos, las dos mangas se acercan en lo que a velocidad se refiere.

 

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