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Los perro pasan de las palabras aunque

nos empeñemos en enseñárselas

palabrasoctubre2020

 

 

 

La voz de cada persona es peculiar, y los perros nos comprenden por nuestra entonación. Ellos no pueden hablar, sin embargo, sus cerebros responden a las palabras y saben reconocer los elogios, lo que sugiere que el lenguaje humano tiene profundas raíces evolutivas. Incluso hay canes que son capaces de conocer cientos de nombres de objetos, pero depende de quién se lo diga y cómo se lo diga.

Por M. ARAMBARRI

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Cualquier dueño de perro sabe que decirle ¡muy bien! o ¡buen perro! con una entonación de alegría, elogio y reconocimiento hace que su mascota se vuelva loca y no sea capaz de frenar el movimiento compulsivo de su cola. Ante esta obviedad un grupo de científicos de Neuroetología de la Comunicación de la Academia de Ciencias de Hungría se propuso descubrir qué sucede en el cerebro perruno cuando escucha un elogio y si su cerebro sigue la misma forma jerárquica que el de los humanos a la hora de procesar esta información acústica.
Que los cerebros de los perros, como los de los humanos, disocian la entonación y el significado de las palabras habladas por humanos, ya estaba descubierto desde hace unos cinco años. Pero quedaba en el tintero conocer de qué forma el cerebro de los perros funciona cuando escucha un elogio y si lo hacía de una forma jerárquica igual o no a los humanos. Esto era un misterio para los neuroetólogos, neurólogos de los animales, por lo que este equipo en colaboración con la Universidad de Budapest se puso manos a la obra para descifrar si el cerebro canino sigue los mismos pasos que los nuestros.

Cumplidos

Cuando una persona recibe un cumplido, las regiones auditivas subcorticales más primitivas reaccionan primero a la entonación: la fuerza emocional de las palabras habladas. A continuación, el cerebro toca la corteza auditiva de evolución más reciente para descubrir el significado de las palabras, lo que se aprende.
Hasta ahora se sabía que los cerebros de los perros calculan la entonación y el significado de una palabra por separado, igual que los humanos, aunque los perros usan su hemisferio cerebral derecho para hacerlo, mientras que nosotros usamos el izquierdo. Pero, ¿qué pasos siguen los cerebros caninos para procesar la aprobación?
Según publica  National Geographic, “Es una pregunta importante, porque los perros son una especie sin palabras, pero responden correctamente a nuestras palabras”, dice Attila Andics , neurocientífico de la Universidad Eotvos Lorand en Budapest, Hungría, y coautor del estudio, publicado esta semana en la revista Scientific Reports y del anterior que desveló que los perros separan la entonación y el significado de las palabras.

Resonancia magnética

Para descifrar este misterio de la ciencia, el grupo de trabajo realizó resonancias magnéticas funcionales multinivel a los perros cuando escuchaban palabras marcadas y no marcadas léxica y prosódicamente en todas las combinaciones. De esta manera podían investigar por separado los efectos del procesamiento léxico y prosódico. Pero, ¿qué es esto del procesamiento léxico y prosódico?
Los investigadores explican que “el término palabra marcada léxicamente (con sentido) se refiere a secuencias de sonidos que se usan típicamente en el mismo contexto: por ejemplo, cuando se alaba al perro. Las palabras sin marcas léxicas (sin sentido) no están asociadas con ningún contexto específico para perros. Usamos el término significado léxico para diferenciarlo del significado transmitido entonacionalmente de una secuencia de sonido; este último se refleja en la prosodia emocional”.
Para evitar la familiaridad relacionada con el hablante y los efectos de diferencia de contexto, que afectan fuertemente el comportamiento de los perros en respuesta a órdenes verbales, todas las palabras fueron pronunciadas por una sola entrenadora, que a menudo hablaba con todos los perros durante el proceso de entrenamiento de resonancia magnética funcional de varios meses.
Cuando los científicos estudiaron los escáneres del cerebro de los perros, descubrieron que el suyo, como el nuestro, procesa los sonidos de las palabras habladas de manera jerárquica: la entonación emocional con la región más antigua del cerebro, las regiones subcorticales y luego el significado de las palabras con la parte más nueva, la corteza, y las dos de forma independiente.
Según señalan en su trabajo: “Nuestros hallazgos sugieren que los perros, al igual que los humanos, procesan señales prosódicas emocionales en palabras habladas en niveles más bajos (regiones corticales subcorticales y casi primarias, reflejadas en efectos de adaptación a corto y largo plazo) e información léxica en niveles más altos (cerca de regiones corticales auditivas primarias y secundarias, reflejadas en efectos de adaptación a largo plazo) de la jerarquía de procesamiento auditivo. Por tanto, el procesamiento de la prosodia fue subcorticalmente independiente de las señales léxicas, la prosodia influyó en el procesamiento léxico en una región cortical casi primaria y, finalmente, el procesamiento léxico fue independiente de las señales prosódicas en una región cortical auditiva secundaria”.
Este descubrimiento profundiza nuestra comprensión de cómo evolucionó el lenguaje humano, dicen los autores. Lo más sorprendente es que los perros y los humanos compartieron un ancestro común hace unos 100 millones de años, por lo que es probable que “el cerebro de muchos mamíferos responda a los sonidos vocales de manera similar”, dice Andics.
Para sus experimentos, los investigadores húngaros reclutaron a 12 perros de compañía (seis border collies, cinco perros perdigueros de oro y un pastor alemán) de hogares cerca de Budapest.  Los investigadores entrenaron a los caninos para que entraran voluntariamente y se acostaran en silencio en una máquina de imágenes de resonancia magnética funcional, o FMRI, donde escucharon a un adiestrador de perros hablar palabras de elogio conocidas, como “eso es”, “inteligente” y “bien hecho”, así como desconocidas o palabras neutrales sin sentido para los perros, como “tal” o “todavía”.

Buenos oyentes

La entrenadora habló en húngaro, a veces pronunciando las palabras con una entonación entusiasta y elogiosa, y otras veces con un tono neutro. Ella también repitió deliberadamente las palabras y entonaciones. Las máquinas escanearon la actividad cerebral de los perros mientras hablaba.
 Al principio, las regiones auditivas en las regiones subcortical y cortical del cerebro de los perros mostraron una mayor actividad al escuchar las palabras.
Pero cuando los perros escucharon la misma entonación (elogio o neutral) repetida varias veces, independientemente de saber las palabras, el nivel de actividad en la parte más vieja disminuyó rápidamente. Esta rápida disminución sugiere que la entonación se procesa en las regiones más antiguas del cerebro del perro.
De manera similar, si escuchaban repeticiones de palabras conocidas, el nivel de actividad en la región más nueva de sus cerebros declinaba lentamente, pero no cuando escuchaban palabras desconocidas. Esta disminución muy lenta de la actividad en respuesta a palabras conocidas sugiere que las regiones cerebrales más altas están involucradas en el procesamiento del significado de las palabras.
El estudio “sugiere que lo que decimos y cómo lo decimos son importantes para los perros”, dijo por correo electrónico David Reby, etólogo de la Universidad de Sussex, en el Reino Unido.
“Podemos inferir eso de nuestras interacciones con los perros, pero es algo sorprendente ya que los perros no hablan y su [propio] sistema de comunicación [ladrando] no tiene una separación clara entre el significado y la entonación”.
Los neurotetólogos remarcan que estos resultados no sugieren en ningún momento que los perros puedan llegar a una comprensión léxica como los humanos.
“No decimos que los perros tengan representaciones léxicas análogas al ser humano, o que los efectos léxicos observados revelen procesos complejos o abstractos. El único nivel de abstracción que defendemos es con respecto a la acústica: aunque generalmente los perros solo escuchan palabras de elogio en la prosodia de elogio, el efecto léxico de las palabras de elogio en las regiones auditivas secundarias no fue más fuerte para elogiar que la prosodia neutral, lo que sugiere que las representaciones de palabras en la audición de los perros, por tanto, la corteza contiene algo más que la prosodia emocional con la que normalmente se asocian”, matizan.
Otra de las conclusiones de este novedoso estudio es que la edad modula los efectos de adaptación léxica en los perros prácticamente igual que en los humanos. “El efecto de adaptación entre palabras conocidas y desconocidas fue mayor en perros más jóvenes, lo que respalda la idea de que la especificidad neuronal disminuye con los años, igual que en nosotros”, matizan.

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