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Esquí blanco de papelinas

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Desde hace cinco años la unidad canina de la Policía Local de Monachil (Granada) vela por la seguridad de los esquiadores y visitantes de Sierra Nevada. Tres malinois, Zak, Thor y Mousa, controlan los accesos y recorren a diario las pistas de la estación invernal en busca de cualquier atisbo de droga, controlan la venta ambulante y hacen una función disuasoria en materia de seguridad ciudadana. Tambien protegen en eventos como las fiestas patronales, revisan mochilas en centros educativos o, incluso, dan servicio a otros municipios, a requirimiento de éstos, que no cuentan con unidades caninas.

Por Emer IGLESIAS

 

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Son las 8:30h de la mañana y Zak ya está con su guía Juanjo en los accesos a Sierra Nevada. Comienza su trabajo de detección de droga, marihuana, chocolate o algún tipo de estupefacientes en los vehículos o personas que acceden a la estación de esquí, labor que realizan junto a la Guardia Civil. “A diario se levantan unas siete u ocho actas en media hora de control, el trabajo que hace un perro es el de diez guardias civiles”, señala a LADRIDOS el policía local de Monachil Juanjo Vázquez.
“Tras este control el perro descansa en una zona que tenemos en Jefatura, y después paseamos entre una y dos horas por toda la estación, para materia de seguridad ciudadana y controlar todo el tema de la venta ambulante. La presencia de Zak es totalmente disuasoria, los vendedores ambulantes cuando ven al perro directamente se van. Con la presencia es suficiente. También evitamos que haya algún tirón, algún robo”.
Tras el paseo toca el esquí. Zak se sitúa unos diez minutos en la entrada de cada uno de los dos telecabinas y “huele” todo lo que se sube a la zona blanca. “Hacemos un control de diez minutos, descansa el perro quince o veinte minutos y vamos al otro telecabina, para que la gente no suba a la estación de esquí con estupefacientes. A veces, de forma esporádica y a petición de Cetursa, la empresa que gestiona la estación de esquí, nos subimos en el telecabina y vamos a la zona de pistas a hacer controles tanto de personas como de vehículos”, matiza Vázquez.
Zak, macho al igual que Thor, que son hermanos de camada, tienen 5 años. Para llegar a este “trabajo” han pasado por un periodo de formación que iniciaron de cachorros. Llegaron a las casas de sus guías, son perros que viven en la familia del policía local, con solo dos meses provenientes de Montemar, un centro de adiestramiento de Lobres. “La primera formación fue con Antonio, un militar que lleva el centro. Hicimos la preparación de estupefacientes y defensa e intervención. Fueron los inicios de nuestra unidad canina”. Los perros aprendieron todo en positivo, cuando marcan su premio es el mordedor.
Pero no acabaron aquí sus “estudios”. “Dentro de defensa también está preparado para llevar el bozal de impacto. Durante un año y medio nos hemos estado formando en la Escuela de Seguridad Pública de Policía Local de Málaga, Espam, es lo último que hemos hecho. Con Alejandro, el jefe de la unidad canina de la Policía Local de Málaga, hemos hecho el aprendizaje del bozal de impacto además de un reciclaje de todo y hemos cogido todas las técnicas. Tenemos la certificación de estupefacientes y de defensa con bozal de impacto”, añade el agente Vázquez.
En cuanto al tipo de adiestramiento que utilizaron con los perros, el agente local relata que “comenzamos con la búsqueda activa, luego pasamos a la búsqueda pasiva, y después ya a lo que es el marcaje lapa y vamos actualizando conforme van saliendo cosas. Igual que en el tema de la obediencia. En intervención el perro tiene que estar con una obediencia al 200 por cien, porque siempre hay un margen de error”.

Mousa, de nueve años hembra y también malinois, es la tercera perra de esta unidad canina local granadina. “Ella ya vino con un adiestramiento básico realizado”. Cada uno de ellos vive en la casa de su guía. “El perro es uno más de mi casa. Son de la Policía Local de Monachil, que es quien cubre todos los gastos, pero los tenemos cedidos por convenio. Si la Unidad Canina desaparece o se jubilan, los perros se vienen con nosotros a nuestra casa. Zak vive en casa con mis niños, es uno más de la familia”.
Los tres malinois hacen el mismo turno laboral que su agente, mañana, tarde o noche, según le toque. Además de los controles en Sierra Nevada durante la temporada, los tres canes van, a veces, a los institutos a la entrada y salida de los alumnos. “También trabajamos con ellos en las fiestas patronales, que aquí tenemos muchas, en temas de seguridad con el bozal de impacto que es lo más efectivo y disuasorio, la gente en cuanto ve el perro se comporta”.
En los centros educativos, a petición del propio director, acuden a detectar posible estupefacientes en las mochilas de los niños. “Como hay muchos menores de edad damos aviso a los padre. Dejamos las mochilas dentro de una clase y, sin niños, se hace el control. Directamente vamos a alguna clase donde hay sospechas sin saber los niños nada”.
El proyecto inminente es la compra y peparación de una furgoneta “para que los perros vayan mejor. Así podrán venir siempre con nosotros, aunque haga calor”.
Monachil que tiene tres núcleos: el pueblo, el barrio y la estación de esquí es el término municipal más grande de la provincia. Esta unidad canina también da servicios de forma esporádica a otros municipios. “Vamos a otros municipios a requerimiento de ellos, son sitios que no tienen unidad canina, como Cájar”.

Efectividad
Tras la muerte en Madrid de un senegalés, unos cincuenta compatriotas provocaron incidentes en Monachil. A cuarenta policías, algunos de los cuales resultaron heridos, les costó bastante detener la movilización. Al día siguiente, ante muchos más senegaleses, menos policias con un perro pararon el problema mucho más rápido y sin ningún tipo de incidente.

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