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¡Se vuelve loco con el timbre!

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¿Quién no llamó alguna vez a un timbre y oyó a un perro ladrar como un cosaco? Es una situación muy generalizada que a veces no solo causa estrés al propio perro, sino también a sus dueños que se lían a gritarle, a decirle “NO”, pero no consiguen nada. Vamos a ver algunas pautas indicadas por profesionales que pueden ayudar a solucionar este problema.

Obediencia básica
Según el instructor Jean Paul Correa de Los Guardianes, que aplica la metodología JPC (Juego, Pasión, Coraje), “Los ladridos cuando suena el timbre es una conducta muy generalizada en el mundo canino y tiene solución, pero es fundamental tener paciencia y sobre todo realizar los ejercicios de forma muy regular si queremos alcanzar buenos resultados”.
Lo primero es comprender por qué comienza esta conducta, o si es algo muy aprendido en el perro. “A veces esta respuesta aparece de forma espontánea por algún suceso o cambio que nosotros no nos percatamos pero que los perros sí notan”.
Aunque lo primero que se suele hacer cuando el perro comienza a ladrar es darle la orden de callar o decirle “NO”, esto no suele ser efectivo. Si vemos que para nuestro can es suficiente, no debemos hacer nada más, esperar a que se calme y responder al timbre o abrir la puerta con normalidad.
Para cuando no hace caso hay que evitar gritar al perro, con ello no sólo no conseguimos nada, sino que aún se pondrá más nervioso y reforzaremos su conducta, ya que entenderá que algo pasa cuando suena el timbre y tendrá que “avisar” de la situación.
En este caso lo mejor es ignorar esa conducta. Si no hace caso a la orden de que se mantenga callado, nos vamos y le ignoramos durante un buen rato. Esto es difícil si tenemos la premura de contestar al timbre, por lo que se debe practicar cuando no hay prisa.
Según indica Jean Paul Correa a LADRIDOS, lo más efectivo es enseñar al perro a que cuando “suene el timbre vaya a colocarse a su sitio (su cama, cojín o su caja) para que se serene”. Para lograrlo la metodología JPC indica varios pasos:” Primero enseñarle el lugar donde queremos que vaya, es fundamental que sea un sitio donde se sienta tranquilo y seguro”. Una vez que lo sepa bien, hay que mostrarle que es allí donde debe ir cuando suene el timbre. “ Para reafirmar esta conducta deberíamos reforzar cada vez que se realiza la acción con un refuerzo positivo, de preferencia alimentario (salchicha, comida…)”.
Puede ser que aunque se lo digamos, el perro no vaya al lugar que le indicamos. “Al tocar el timbre, si no va a su sitio deberíamos usar la disciplina, es decir, obligándole a ir al sitio y reforzar la acción al llegar, como por ejemplo con salchicha cuando llegue al sitio indicado”.
Correa también indica que para hacer estos ejercicios es mejor que el perro tenga hambre. “Estos ejercicios dan más resultado si el perro tiene hambre. Aprovecharemos de alimentar a nuestro perro cuando realizamos el ejercicio o antes de darle de comer para aprovechar el hambre como estímulo”.
La consultora, psicóloga y experta canina, Mónica Corchado, del Instituto Dog Coaching, indica en su blog que “Una de las maneras más simples y efectivas para hacerlo es condicionar al perro a que cuando suene el timbre, se tenga que ir a su sitio”.
Para Corchado “A tu sitio” debe de ser su lugar de descanso, “sea su camita, encima del sofá, el transportin o la caseta. Debe de ser su zona donde su mente se relaje y se quede tranquilo”.
Para esta experta canina es fundamental “pedir ayuda a otras personas de la casa, familia, amigos, vecinos, etc, para que toquen el timbre sin las prisas de tener que abrir la puerta. Si sólo lo practicas cuando llame alguien de verdad, las prisas y nervios por abrir la puerta para no hacer esperar a la otra persona, hará que no estés tranquila ni que cuentes con el tiempo necesario para poder practicar el ejercicio correctamente”.
Tanto para JPC como para Mónica Corchado es necesario practicar este ejercicio varias veces al día, cortos períodos de tiempo en diferentes momentos, y con diferentes personas para que no se habitúe a que sólo llama determinada persona.
Corchado matiza que “cuando esa persona llame al timbre y tu perro se ponga como loco ladrando hacia la puerta, no le reñiremos ni le gritaremos, simplemente iremos hacia él, le cogeremos del collar o arnés, y le invitaremos a su lugar de descanso mientras pronunciamos la palabra asignada (a tu sitio o la que decidas).Es importante que he dicho “invitar”, ya que no conviene arrastrar, forzar o empujar al perro, sino acompañarle físicamente a su zona para que aprenda por él mismo”.
La psicóloga insiste en que invitar al perro a su sito, no es dejarlo inmóvil, algo que sería perjudicial. “Una vez que la visita entra en casa, el perro puede ir a olerla sin problema, siempre de forma calmada”.
Para conseguir esto, todos los profesionales recomiendan paciencia. Paul Correa matiza a LADRIDOS que “para conseguir un nuevo hábito se necesitan entre 400 y 600 repeticiones del mismo ejercicio, por lo que hay que ser constantes”, incluso añade que “este tipo de trabajo debería ser apoyado por un profesional y siempre con la colaboración de su dueño o dueña”

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