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El perfume del cáncer

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La detección del cáncer por parte de los perros es un ámbito que se está iniciando. Podrían detectarlo en estados iniciales, cosa que ayudaría a poder realizar el tratamiento con mucha más efectividad. Se trataría de un sistema de detección barato y rápido. En el mismo momento en que el perro huele la muestra se podría saber si el resultado es positivo o negativo.

El cáncer tiene una tasa de mortalidad del 35% en los hombres, siendo los más frecuentes el de próstata (21.3%), el de pulmón (15.1%), el de colón y recto (15%) y el de vejiga (11.2%). Y del 22% en las mujeres, siendo los más frecuentes el de mama (28.6%) y el de colón y recto (15.3%).

 

Por Alba SEGURA GOLFERICHS, licenciada en Biología, Postgrado de Adiestramiento de Perros de Búsqueda y Rescate y en Educación y Modificación de Conductas Caninas por la Universitat de Barcelona. (Extracto de su trabajo fin de Postgrado)

  

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¿Cómo detectan el cáncer?

Los perros detectan los llamados “Compuestos Orgánicos Volátiles” o COV, que son pequeñas partículas biológicas y químicas producidas por el tumor. Se podría decir que el cáncer emite ciertas nano-partículas químicas características a cada tipo de cáncer, y su olor es detectable por los perros. Cada tipo de cáncer desprende COV diferentes y específicos.

Se tiene que entrenar a los perros a detectar la presencia de estas partículas, través de oler muestras biológicas de los pacientes de fluidos corporales como pueden ser: sangre, orina, excrementos, aliento... No hace falta que sean perros de raza, se han utilizado galgos, pastores alemanes, labradores, caniches miniatura, Springer Spaniel, mestizos… lo que realmente importa es el entrenamiento que se realiza con ellos, no la raza.

¿Cómo se entrenan?

Para entrenar a un perro a oler el cáncer, primero se tiene que decidir qué cáncer queremos detectar. Igual que hay perros entrenados para detectar explosivos, y otros en drogas, es necesario decidir qué tipo de cáncer se quiere detectar.

Lo ideal es tener muchas muestras biológicas (orina, aliento, etc..) de personas que tengan el mismo tipo de cáncer. Cuanto más muestras mejor. Si se les dan pocas muestras, el perro puede llegar a memorizarlas porque le den el premio.

Hay que presentarle muchas muestras donde lo único que tengan en común es el “olor a cáncer” .

Se les hace un entrenamiento en positivo. Premio cuando acierta y marca la muestra de una persona que sí que tiene el cáncer que buscamos. Se hace uso del clicker. El tiempo estimado para entrenar a un perro a detectar un tipo específico de cáncer puede oscilar entre 6-8 semanas.

El olfato de los perros está mucho por encima del nuestro. Son capaces de oler vapores, fluidos, células humanas… pueden detectar estados muy iniciales del cáncer que ni siquiera los análisis convencionales pueden detectar nada.

¿Qué utilidad pueden tener?

  1. Es un método rápido: en cuanto huele, hay resultado.
  2. No invasivo, sin cirugía ni biopsias.
  3. Es barato: Esto haría viable que existieran revisiones médicas preventivas para detectar el cáncer en una parte de la población todavía sin síntomas pero que tenga riesgo a sufrir algún tipo de cáncer concreto por antecedentes genéticos o por otros motivos. Aparte de detectar si un paciente tiene cáncer o no, los perros pueden ser entrenados para poder discernir si el cáncer se encuentra en un estado inicial o ya avanzado.
  4. Detección temprana y de alta fiabilidad. Aparte de que la detección tiene una altísima fiabilidad del 95-98%, también pueden oler el cáncer en estados muy iniciales ( llamados “cánceres en fase cero”) que con los métodos médicos actuales son indetectables.

Los Doctores H.Williams y A.Pembroke, del departamento de dermatología del hospital Kings College, fueron los primeros científicos que publicaron en la revista médica The Lancet sobre esta idea, en 1989. Determinaron que los perros pueden identificar la existencia de tumores malignos a ciertos órganos como los pulmones, la piel, los ovarios y vejiga. También comprobaron que las células cancerígenas eliminan unos desechos metabólicos que son diferentes de las que producen las células saludables. Por esto, los animales pueden detectar con precisión compuestos volátiles cancerígenos en la orina o los excrementos.

The Lancet publicó en 1989 la carta de dos dermatólogos británicos en la que relataban la historia de una mujer que había sido diagnosticada de un melanoma gracias a la insistencia de su perro. La paciente había detectado una peca irregular en la pierna y había sido sometida a una revisión médica. El resultado de la prueba indicaba que la mancha era inofensiva pero la mascota de la paciente, un perro mezcla de Border Collie y Doberman Pinscher, acercaba su nariz a la peca sin parar hasta que le provocó una pequeña herida en la mancha sospechosa.

La mujer pidió asistencia médica y los especialistas decidieron repetir los análisis descubriendo que era un melanoma muy peligroso, que habría puesto en peligro su vida si se hubiera detectado más tarde. A raíz de este caso los doctores Williams y Pembroke se preguntaban si podía ser el primer caso demostrado de la capacidad de los perros para detectar el cáncer.

En 2001 la revista publicó un segundo artículo con una historia similar: un hombre de 66 años tenía un eccema sospechoso que no fue correctamente diagnosticado hasta que la insistencia de su perro, en este caso un animal de la raza Labrador, obligó a revisar los análisis y diagnosticaron correctamente un melanoma maligno. Es entonces cuando el dermatólogo Armand Cognetta (Florida, Estados Unidos), pidió la colaboración de un especialista en adiestramiento de perros para intentar demostrar si uno de estos animales sería capaz de distinguir, en un laboratorio, el olor de una muestra de tejido con cáncer. El animal adiestrado, George, un pequeño ejemplar de la raza Schnauzer, superó la prueba con buena nota.

Cáncer de vejiga
John C. T. Church, del departamento de dermatología del hospital Amersham (Reino Unido) hizo un estudio con 36 pacientes con carcinoma de vejiga, 108 personas sanas y seis perros adiestrados para distinguir el olor de la orina. Demostró que se puede detectar este tipo de cáncer a partir del olor de la orina por perros adiestrados, que entre otras cosas, descubrieron que una de persona sana tenía un cáncer que médicos y paciente desconocían.

Cáncer de mama y pulmón.
Por su parte, en 2006 McCulloc hizo un estudio con cinco perros de la Fundación Pine Street en San Anselmo, California, a los que enseñó a identificar muestras de aliento de 55 personas diagnosticadas con cáncer de pulmón y 31 con cáncer de mama, frente a 83 sujetos sanos.

Una vez adiestrados con refuerzo positivo, los perros debían oler cinco tubos con lana sintética en los que pacientes, cuatro sanos y uno sólo con cáncer, habían exhalado, ya que la lana atrapa los COV presentes en el aliento de las personas que padecen estos tipos de cáncer. Los canes se debían sentar delante de la muestra donde detectaban que era cancerosa. La precisión fue del 99% para el cáncer de pulmón y del 95% para el de mama.
Cáncer de intestinos

En 2011 se conocieron los resultados de un estudio, publicado en la revista British Medical Journal, en el que un perro labrador especialmente adiestrado realizó pruebas de olfato sobre aliento y heces de 48 personas diagnosticadas con cáncer de intestinos y 258 voluntarios sanos. La precisión en este caso fue del 95%, para las muestras de aliento y del 98% en el caso de las de heces. Además se demostró que el hecho de que las personas analizadas fueran fumadores o tuvieran otro tipo de problema no interfería en el trabajo de los perros.

Cáncer de ovarios
El año 2013, la Universidad de Pensilvania fue galardonada con una beca para investigar el uso del olfato canino, junto con el análisis químico y la nanotecnología, para detectar el cáncer de ovario en la “etapa temprana”. Si se diagnostica temprano, el cáncer de ovario tiene una tasa de supervivencia del 90%, pero su diagnóstico es complicado puesto que, sus síntomas se pueden confundir con otras cosas como el estreñimiento, el aumento de peso, abultamiento, o micción más frecuente, etc.

Más del 60% de pacientes son diagnosticados cuando la enfermedad ya se ha extendido a los nódulos linfáticos o a otras partes del cuerpo, cosa que hace más difícil curarlo en comparación con si se detecta en sus estados iniciales.

Mediante el uso de muestras de sangre y tejidos de las pacientes con cáncer de ovarios, el Centro de Perros Trabajadores de la Universidad de Pensilvania está entrenando a tres perros para oler las emanaciones características que indican la presencia del cáncer de ovario.

El estudio utiliza, además del olfato canino, otras herramientas analíticas para comparar la capacidad canina y de otros sensores para detectar los COVs que distinguen la enfermedad de las muestras sanas. El objetivo de este estudio es, si los perros llegan a poder aislar la emanación característica, crear un sensor electrónico que identifique el cáncer de ovario en las primeras etapas.

Cáncer de próstata
Los investigadores del hospital y centro de investigación “Humanitas” de Milán, Italia, en Mayo de 2014 entrenaron dos pastores alemanes de tres años que trabajaban en la detección de explosivos para que reconocieran COV específicos del cáncer de próstata en las muestras de orina.
Se trabajó con más de 900 hombres, de los cuales 362 tenían cáncer de próstata y 540 eran sanos. El adiestrador paseó a cada perro alrededor de varios boles cubiertos con una malla. En la primera vuelta recorría todos y en la segunda se paraba delante del bol en el que detectaba olores asociados al cáncer de próstata. La conclusión del estudio fue que los perros eran fiables para detectar cáncer de próstata en un 98%.

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