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La licencia de un centro canino no es

suficiente garantía de protección animal

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Casi no hay día que no salte una información sobre que el Seprona o alguna policía local desmantelan centros caninos, ya sean criaderos, residencias, clínicas veterinarias o protectoras, con perros en estado lamentable, incluso muertos. La falta de controles y que los propietarios miren antes su bolsillo que al bienestar animal, posibles causas de esta grave situación que nos sitúa a la cola en cuanto a protección animal, muy lejos de los países de nuestro entorno.
Por M. ARAMBARRI

Residencias caninas insalubres, criaderos con animales enfermos y hasta muertos, clínicas veterinarias clandestinas en naves industriales, protectoras con perros en condiciones deplorables… son el día a día de las alarmas que hacen saltar los servicios que velan por el bienestar animal como el Seprona o algunas policías locales.
Solo el mes pasado conocimos once residencias caninas ilegales en Alicante con perros sin unas mínimas condiciones de salubridad; un criadero en Burgos con más de cien animales casi comiéndose entre ellos, una clínica veterinaria clandestina en Navarra que realizaba operaciones en lugares plagados de suciedad o una “adiestradora” que ofrecía sus servicios y a la vez mantenía a los perros a pleno sol sin ningún tipo de protección.


En la mayor parte de estos casos, los centros no tienen ningún tipo de licencia de apertura ni de actividad, realizan su “trabajo” totalmente en la clandestinidad sin ningún control por parte de nadie y suelen saltar las alarmas cuando ya los animales están en condiciones irrecuperables.
Pero la situación no se limita solo a sitios “ilegales”. También hay centros que pagan su licencia de núcleo zoológico, se dan de alta y, ante los escasos controles, para conseguir más rentabilidad comienzan a “acumular” perros y bajan los precios por sus servicios. Antes de que se den cuenta, los perros están en condiciones deplorables, mal alimentados y con enfermedades contagiosas.


Para Benito Pérez Delgado, presidente de la Asociación Española de Veterinarios Clínicos, el principal problema es la falta de regulación y de control: “El denominador común en estos casos graves es una falta de regulación y de registro de los centros para animales de compañía. Los requisitos y los seguimientos de los expedientes de apertura de estos centros (criaderos, residencias, Cpa, clínicas) no se evalúan en toda su amplitud ni se comprueba o confirma que se cumple la poca normativa que hay sobre los mismos, seguramente por falta de personal, y tampoco quedan reflejados las modificaciones sustanciales que se producen en el tiempo”, indica a LADARIDOS.
Por su parte el criador de malinois y director del centro canino Los Guardianes, Jean Paul Correa, pone el acento en los ciudadanos que pagan por estos servicios, buscando generalmente ahorrarse unos euros. “Esta gente solo piensa en el dinero y son tan culpables las personas que van a pedir sus servicios como ellos. Muchas veces el propio cliente ni siquiera sabe si es clandestino o no. Solo ven que es más económico y luego se quejan de cómo han tratado a su mascota, teniéndola en sitios reducidos, y a veces al sol y sin paseos”, matiza Correa.
Para el veterinario los usuarios deberían denunciar más: “Visitar las instalaciones por parte de los usuarios y denunciar aquellos casos de incumplimiento debería ser una obligación de todos nosotros”. Otra de sus propuestas es establecer un sistema de comentarios, de tal forma que antes de utilizar estos servicios se pudiese conocer la experiencia de otros clientes anteriores. “Si además se estableciera un sistema de reseñas y comentarios seguros y fiable sería una alternativa”.
Para Gemma Rovira, responsable de la protectora Reborn, dedicada a la protección y rehabilitación de perros “desahuciados” por sus comportamientos, el principal problema es que las oerdenanzas son papel mojado que se recuerdan practicamente solo en las campañas electorales.


“No me hacen falta muchas palabras, no me sorprende en absoluto, el que ha tratado con ayuntamientos sabe y de sobra que leyes y ordenanzas son solo papeles que importan en campaña electoral, e importan en minúscula... pedimos leyes cuando el problema no es que falten, el problema es que no se cumplen, mas bien no se hacen cumplir, y es así porque estamos en un país dónde falta educación y conciencia además de empatia. Es asi porque cuando de animales y negocio se refiere, se interviene antes por el dinero que corre en negro que por el maltrato y la explotación que sufre un animal”, indica.
El criador recuerda que mantener todo en regla y mantener un centro en condiciones es caro y exige mucha responsabilidad, máxime cuando se trata de seres vivos: “Mi consejo es que el cliente se asesore primero antes de dejar a su perro en estos sitios. Y no dándoles de trabajar menguarían los clandestinos. Con la de impuestos que pagamos y lo que cuesta montar un centro, la gente tiene que entenderle las tarifas que tiene un profesional es por algo”.
Delgado también recuerda que el bienestar animal es responsabilidad de los ayuntamientos pero que por desgracia apenas hay controles: “En algunos municipios donde se desarrollan algo más los servicios veterinarios municipales hay evaluación regular de dichos centros. Pero desgraciadamente eso no es lo habitual”.
Una falta de control y exigencia que también se denuncia desde las sociedades caninas, donde se insiste en exigir a sus criadores que tenga a los animales en condiciones exquisitas.

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