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Ladra sólo cuando te dé la orden

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Si enseñamos a nuestro perro a ladrar a nuestra orden, también seremos capaces de ordenarle que se mantenga en silencio, lo que desde luego redundará en una mejor convivencia. Estas pautas son extraídas del libro “El perro, manual de adiestramiento” del doctor Bruce Fogle, cirujano veterinario, experto en conducta animal y autor de cinco libros sobre el cuidado de los perros.

El ladrido es el sistema de comunicación natural del perro y puede hacerlo por motivos muy diversos en situaciones muy dferentes. Según los expertos, para evitar que el perro ladre, primero hay que conocer las causas que lo provocan, además de que si tiene muy arraigado este hábito suele ser muy difícil de modificar. Para evitar que un perro ladre hay que tener mucha paciencia y comprensión.

Además, hace unos días un juez dictaminó que los ladridos y aullidos de los perros son contaminación acústica y condenó al Ayuntamiento sevillano de Espartinas por no controlar los decibelios.

Todo empezó por el ruido que hacían tres perros de un vecino. Se midió el volumen de los ladridos y era de 68 decibelios cuando lo máximo es 35. Cómo el Ayuntamiento no tiene ordenanza contra los ruidos no actuó y ahora ha recibido una condena por no actuar.

El juez considera que se pone en peligro grave la seguridad o la salud de las personas y obliga al Ayuntamiento a aplicar el reglamento de Protección contra la contaminación acústica en Andalucía. La contaminación acústica podría acarrear una multa de entre 12.000 y 300.000 euros a los dueños de los perros. Hay un límite de decibelios en los ladridos: 33 por el día y 28 por la noche.

El doctor Bruce Fogle nos ofrece un sistema sencillo de adiestramiento para que el perro aprenda a ladrar a nuestra orden en su libro: “El perro, manual de adiestramiento”. Es una forma de educar al perro, pero siempre que éste no tenga ningún problema de comportamiento y dejando claro que para estas situaciones problemáticas siempre se debe acudir a un profesional como única forma de solucionar la situación.

Bruce Fogle indica en su libro que “Un perro que ladra ofrece protección y sirve como una excelente alarma. Si su perro ha aprendido a “hablar” cuando usted se lo mande, usted no sólo podrá decidir cuándo debe ladrar, sino que también podrá ordenarle que se mantenga en silencio. Cuando su perro sepa que sólo se le permite ladrar en circunstancias específicas, le podrá enseñar a ladrar a su orden o cuando oiga ciertos sonidos, como la alarma de incendios o ruidos al otro lado de la ventana. Al principio le premiará con comida o juguetes; después felicitándole de palabra.

1-Ate la correa a una valla o a un poste y quédese a un metro de distancia. Enséñele un juguete pero sin dárselo y dele un premio en comida cuando ladre de frustración. La comida se le dará en cuanto ladre. El perro debe estar alerta fijándose en lo que usted hace. 

2-Ponga el juguete aparte y cambie el premio que, en vez de ser comida, será un “bien” cuando el perro ladre, pero de vez en cuando dele también un premio en comida, más gratificante. El juguete está en el bolsillo. 

3-Dele la orden “ladra” en cuanto el perro ladre, y después dele el juguete como premio. Aquí es esencial darle la orden en el momento justo, pero si observa el lenguaje corporal del perro, podrá advertir cuándo va a ladrar. El ladrido del perro se premia con el juguete.

4-En cuanto el perro entienda la orden “ladra”, dele la orden “cállate” cuando esté ladrando. Dele el juguete de premio en cuanto deje de ladrar, pero guárdelo si sigue ladrando. No le damos el juguete si éste ladra.

5-Tras enseñarle al perro a ladrar o a estar callado cuando usted esté cerca, apártese algo más de él. Repita pacientemente el ejercicio desde el principio, hasta que el perro aprenda a obedecer sus órdenes. El dueño se da cuenta de cuándo va a ladrar el perro y le da la orden en el mismo momento. El posible premio debe estar visible al perro.

6-Vuelva hacia el perro y recompénselo con su juguete favorito. Repita el ejercicio hasta que el perro responda siempre, premiándolo de vez en cuando mientras sigue atado. Después suelte al perro y siga adiestrándolo, esta vez suelto. Se premia al perro dejándole morder el juguete”

www.brucefogle.com

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