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Síndrome de Noé: altruismo patológico

 

Noe

Una investigadora analizó 24 casos de Síndrome de Noé detectados en España, en los que 986 perros enfermos, heridos, malnutridos, sin higiene y con parásitos eran “cuidados” por 27 personas con problemas psiquiátricos. Ancianos aislados, solitarios, con espíritu salvador, controladores, por lo menos con 50 perros y más de cinco años acumulando animales de una misma especie, incapaz de ofrecerles cuidados, sin percibir el problema, con un vínculo mal desarrollado y con penurias económicas es la tipología del paciente del Síndrome de Noé, según la pionera investigación realizada por la psiquiatra Paula Calvo Soler de la Universidad Autónoma de Barcelona, UAB.

Por Beatriz PASCUAL

Sobrepasar la fina línea entre la tenencia responsable de animales y el Síndrome de Noé, trastorno de acumulación de animales con condiciones nefastas para su bienestar, es un riesgo que lleva a considerar como una forma genuina de maltrato, abuso e incompetencia en el ámbito de la tenencia de animales de compañía el hecho de mantener muchos animales. 

Para la psiquiatra Paula Calvo, la cuestión no estaría tanto en la cantidad de animales que se acumulan, sino en que la persona sea capaz de discernir cual es la cantidad de animales que es capaz de cuidar ofreciéndoles el máximo bienestar.
En el trabajo titulado “El vínculo entre el ser humano y los animales: aspectos psicológicos y psicopatológicos”, la doctora, que destaca los efectos positivos y negativos de la relaciones entre los seres humanos y los animales de compañía, destapa que un Síndrome de Noé “a menudo se considera a sí mismo un salvador y un gran cuidador de los animales, y, por tanto, según su punto de vista, no habría maltrato, sino altruismo. En estos casos, que parecen ser la mayoría, estaríamos hablando de altruismo patológico, un altruismo que en su intento de promover el bienestar en otros solo consigue provocar un daño inesperado”.
Por esto la investigadora recalca la importancia de hacer los esfuerzos necesarios y crear protocolos para descubrir el germen de posibles casos antes de que se sobrepase la línea roja, “es importante la concienciación pública de la existencia del trastorno de acumulación de animales, para llegar a detectar cuanto antes los casos incipientes y poder actuar sobre ellos antes de que las consecuencias en el bienestar tanto de la persona implicada como de los animales sean severas”.
Según esta tesis, este síndrome se trata de un fenómeno transversal con casos en muchos lugares del mundo, pero aun así, poco estudiado en cuanto a su etiología como epidemiología. El primer grupo de investigadores que estudió este trastorno, el Hoarding of Animals Research Consortium. propuso un modelo etiológico basado en el acumulador de animales como una persona que en su infancia padeció algún tipo de trauma, que pudo provocarle un trastorno en el desarrollo y desembocar en otro en el apego. Esto podría llevar al acumulador a refugiarse en el amor y la aceptación incondicional que ofrecen los animales, llegando a excederse en la intención de hacerse cargo de ellos y controlar su vida. Este modelo señala diferentes tipologías de acumuladores, siendo el más común el acumulador-rescatador, que se justifica como salvador de animales maltratados o abandonados.


Sobre el bienestar animal de los animales involucrados en casos de Síndrome de Noé, en el estudio queda claramente reflejado que existen efectos totalmente perjudiciales, con una mayoría de animales, en todos los casos, enfermos, heridos, malnutridos, con deficiencias de higiene y exceso de parásitos.
Según la investigación, además de las consecuencias negativas para los animales, hay que añadir que el trastorno de acumulación de animales es también un problema de negligencia sobre la propia persona y de salud pública, por la insalubridad en las que vive el acumulador. 

Carácterística del Síndrome:
63% más de 65 años
83% vive solo
Sin recursos económicos
14 mujeres / 13 hombres
70% reacios a ceder los perros
80% con problemas de salud mental
Controladores, altruista patológico
Vínculo erróneo
Trastorno de apego, vida caótica
Se refugia en amor incondicional
Registros del estudio:
Animales                  1.218
      perros                   986
      gatos                    232
Acaparadores              27
casos                           24
Resultados:
50% llevaba más de cinco años
Media de 50 animales
              perros de 9 a 159
75% heridos, desnutridos, infectados, enfermos o con parásitos

Casos:
13 vivían con los animales
4 no tenían comida
2 no tenían agua
3 había perros muertos
7 se sacrificaron por mal estado
23 problemas de comportamiento
3 signos de canibalismo
16 insalubres con heces y orines.

 

Proyecto43: 10% asalvajados.

El 90% de los perros de Proyecto43, el reducto de un Síndrome de Noé, fue adoptado, pero aún hay un 10% asalvajado en el santuario “Canópolis”, “viven, en semilibertad pero completamente atendidos”, sentencia Clara, una de las responsables del proyecto.
En abril de 2017, Clara, que era voluntaria de una protectora en Barcelona, recibió el aviso de un “Síndrome de Noé” y se encontraron con 43 perros en malísimas condiciones, “anteriormente esta persona había llegado a tener 200”, alguno estaba hinchado por mala alimentación, otros desnutridos, repletos de parásitos, con tumores, heridas, cicatrices...”. Todos compartían el miedo extremo al ser humano. Llevaron a los más enfermos al veterinario y les buscaron casas de acogida. Al resto los separaron en manadas y los socializaron, pasando tiempo con ellos. “Con los días se nos iban acercando cada vez más, nos recibían moviendo sus colas”.

El adiestrador que pasó la línea roja
El entrenador Stephen Kinder, propietario de Kinder Dog Training en Cleveland, se suicidó el 7 de febrero tras recibir una orden de arresto por una decena de cargos de crueldad hacia los animales. La portavoz de la Policía de Cleveland, la sargento Evie West, anunció que la lista podría ser mayor aún.
Stephen Kinder recibía también perros en guardería. El escándalo saltó cuando algunos dueños fueron a recoger a sus perros y se los encontraron desnutridos, heridos, con llagas en el cuerpo y tuvieron que ir al veterinario, quien señaló que estaban mal alimentados, deshidratados, con infecciones, sarro, laxitud del carpo por falta de ejercicio, úlceras por presión y manchas en patas y cola de orina y material fecal. Bob Citrullo, de la Sociedad de Educación Humana del Condado de Hamilton, a cuyos perros con problemas entrenaba Kinder, dijo que la situación “era una verdadera vergüenza”.

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