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IPO: Así se gesta un campeón
(Parte II: Los Grupos de Trabajo)

Ipo

El primer paso para participar en uno de los deportes caninos más exigentes es formar parte de cualquiera de los grupos de trabajo autorizados por la RSCE. Aquí se preparan en los campos de trabajo del grupo para poder participar en las pruebas selectivas de grado I y grado II que permitirán acceder a los participantes al Campeonato de España y al del Mundo.

Por Carlos REDONDO

La base para comenzar a trabajar en esta disciplina deportiva son los Grupos de Trabajo colaboradores de la RSCE. Para acceder a estas agrupaciones tan sólo hay que ponerse en contacto con el G.T. más cercano para conocer los requisitos del mismo, ya que los hay gratuitos y los que piden una tasa mensual que emplean para mejorar paulatinamente las condiciones de los campos de trabajo en los que entrenan. Una vez que el perro cuenta con el APTO de la prueba de sociabilidad, en vigor desde el 1 de enero de este año y que sustituye a la antigua BH, se puede empezar a pensar en IPO.

En estos grupos se organizan las pruebas del nivel 1 y 2, pruebas selectivas que hay que ir pasando de forma escalonada para poder clasificarse para la Copa de España, para lo que será necesario conseguir un mínimo de 240 puntos y 80 o más en cada una de las tres pruebas. Cuando se accede al tercer y último grado se llega al Campeonato de España anual organizado por la RSCE, los tres primeros se clasificarán para el campeonato mundial.

Para el reconocimiento como Grupo de Trabajo se debe aportar a la RSCE una copia de los Estatutos del grupo inscritos en el Registro de Asociaciones de la Comunidad respectiva. También la composición de la Junta Directiva en vigor y copia del acta de la Asamblea en la que fue elegida, en caso de no ser la misma que se designó en el momento de la constitución. Así como las normas internas de funcionamiento del Grupo y los planos del campo de trabajo e instalaciones del grupo.

Una vez reconocido se debe solicitar una licencia de organización para poder desarrollar actividades deportivas autorizadas por la RSCE, que deberá estar colocada a la vista de cualquier visitante, socio o autoridad en la sede social del Club solicitante. Asimismo, se debe abonar una cuota anual a la Real Sociedad Canina Española. Después de haber obtenido la licencia, es imprescindible enviar un informe anual a la RSCE que recoja todas las pruebas, concursos, seminarios, etc. organizados a lo largo del año.

Para no perder la licencia como grupo deberán realizar al menos una prueba de trabajo IPO anual. Para poder organizarla deberá solicitarlo ante la RSCE, con al menos un mes y medio de antelación, proporcionando un listado con el nombre del juez, de los trazadores para la fase de rastro, del ayudante o figurante y del comisario general. De lo contrario, la prueba quedará suspendida sin la posibilidad de reemplazarla por otra nueva.

Aunque en los campos de trabajo donde entrene el Grupo de Trabajo pueda tener unas medidas menos estrictas, en aquellos en los que se desarrolle la prueba IPO debe tener unas medidas aproximadas de 65 metros de largo por 55 metros de ancho para el correcto desarrollo del ejercicio y estar vallado, para garantizar que se tiene el control de los animales. Además, siempre que se trabajen fases de protección deberá estar presente un instructor-formador.

Es fundamental que los Grupos de Trabajo estén suscritos a una póliza de seguros de responsabilidad civil que garanticen la seguridad en las actividades, seminarios o pruebas de trabajo y utilidad que se realicen en sus instalaciones.

Esta disciplina deportiva es una competición canina que consta de tres tipos de pruebas que el perro debe realizar en armonía con su guía: rastreo, obediencia y protección. Además cada una de estas tres pruebas tiene tres niveles de dificultad, es decir, hay IPO 1, 2 y 3.

La primera prueba es la de rastreo, en la que el guía deberá depositar unos objetos sobre un terreno mixto. El perro ha de ser capaz de reconocer el terreno y trayecto que ha trazado anteriormente su guía, tumbándose frente a los objetos escondidos. De esta manera se evalúa la concentración y habilidad para el rastreo del can.

Una vez finalizada esta labor, el perro debe cumplir con agilidad y entusiasmo una serie de órdenes que le da su guía en la prueba de obediencia en la que se pone a prueba el temperamento, voluntad y rendimiento estructural del animal. 

La tercera y última prueba de la disciplina IPO asegura que los perros de la prueba de trabajo no son ninguna amenaza para la sociedad. En esta fase el perro recorre diferentes conos buscando al figurante, al que tendrá que vigilar hasta que llegue su guía y le dé la orden de que vuelva con él. Cuando el figurante hace como que quiere escapar o atacar al guía, el perro deberá retenerle hasta que su guía le indique lo contrario.
Una vez finalizada la competición, el Grupo de Trabajo organizador del evento deberá confeccionar un catálogo que remitirá a la RSCE. En él aparecen las calificaciones de todos los perros que han participado en la prueba, mínimo cuatro, junto a la información necesaria del juez, comisario general y trazadores del evento

 

Los puntos

Cada una de las tres pruebas que forman parte de esta disciplina deportiva (rastreo, obediencia y protección) están formadas, a su vez, por un conjunto de actividades puntuables hasta llegar como máximo a los 100 puntos en cada prueba, siendo los 300 puntos la máxima calificación alcanzable. Para poder ir avanzando paulatinamente de un grado a otro, será necesario obtener en cada prueba al menos 70 puntos sobre 100. Sin embargo, para poder participar en la Copa de España de IPO que organiza la RSCE será necesario que al menos seis ejemplares hubiesen obtenido al menos 240 puntos en el grado II.

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