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Yonquis del juego

alcobendas

 

Siro, Sancho, Tocho, Inga y Duke son los cinco agentes de cuatro patas de los tres guías de la Unidad Canina del municipio madrileño de Alcobendas, una de las unidades de Policía Local más activa de España. Según su responsable, el subinspector Alfonso Toribio, sus perros, unos “yonquis del juego que tienen más trabajo del que pueden hacer”, viven desde el momento cero en la casa con sus guías y “tienen muy claro lo que tienen que hacer porque son 24 horas juntos”.

Por E. IGLESIAS

 

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La Unidad Canina dirigida por Alfonso lleva desde 2012. El responsable comenzó en solitario y enseguida se amplió con otros cuatro, de los que quedaron dos, Javier y Elena, que son los actuales integrantes. Dos de ellos, Alfonso y Javier, tienen cada uno dos perros, por eso la Unidad está formada por cinco canes.
El primer perro germen de esta Unidad es Duke, un malinois de ocho años especializado en detección. “Lo cogí de un chico que hacía mondioring y dijo que el perro no le daba la talla porque no mordía. Yo lo cogí y lo preparé en poco tiempo, todos se sorprendieron”.

Alfonso y Duke estuvieron tres años trabajando en solitario. Era una Unidad Canina pequeña en cuanto a número de personal, pero muy activa. “Estaba solo con Duke y enseguida tuvimos un volumen importante de servicios. Por ejemplo, en las fiestas en un registro de doscientas personas Duke acababa reventado de jugar”.
Ante esta situación, Toribio decidió coger y preparar a otro perro. Se decidió por Lola, una malinois a la que preparó para detectar restos humanos. “De esta especialidad hay pocos perros y Lola enseguida aprendió. Estuvimos en diferentes sitios, como Córdoba o Torremolinos, porque nos llamaban para hacer ese servicio. “Cuando llevaba tres años “enamorado” de Lola, con la que tenía un ‘feeling’ especial, le llegó la peor noticia que podía esperar: le diagnosticaron leishmania. “Duró apenas un mes cuando mejor estaba, fue muy duro, y todavía hoy es duro, lloré como una magdalena, y cuando la recuerdo me emociono mucho”.

Al poco de la muerte de Lola, el Ayuntamiento decidió ampliar la Unidad y entraron cuatro agentes nuevos, dos no cuajaron y los otros dos se quedaron. Javier con Siro, un pastor belga malinois de 11 años que sacó de la perrera, y Elena, en comisión de servicios, con Tocho, un labrador de tres años.
Pero la Unidad cuenta con cinco perros, porque tanto Alfonso como Javi tienen dos perros cada uno. El responsable del grupo además de Duke, tiene otra malinois, Inga, de poco menos de dos años, y el agente Javier además de a Siro, tiene a Sancho, otro malinois.

Todos se han formado en poco tiempo. “Los cursos del Ejército duran seis meses, nosotros en mes y medio o dos meses ya los tenemos formados porque viven en casa con nosotros y son las 24 horas, siempre que venimos a trabajar ellos también”.
Los perros son propiedad de los policías locales y le ceden por un contrato el uso al Ayuntamiento de Alcobendas. “Nuestra filosofía es que el perro y el guía siempre estén juntos. Nuestra forma de trabajar es en positivo, no utilizamos ningún collar de castigo ni nada de eso, todo con premios y con juegos”, matiza Alfonso a LADRIDOS.
La forma de marcar cuando encuentran el estupefaciente es no invasivo. “Yo no quiero que el perro tenga que cachear a la persona, tiene que ser no invasivo. Que pase alrededor y nos diga que esa persona tiene la sustancia y dónde la tiene”.

 

Para llegar a un nivel alto de efectividad como agentes policiales, los perros, según Toribio, “Tienen que ser unos yonquis del juego. La raza hace mucho, el pastor belga malinois es un 90% del entrenamiento, pero hay otros que también lo hacen muy bien. Elena tiene un labrador y aunque tardó un poco más hace un trabajo perfecto, yo estoy muy contento”.
Esta Unidad Canina tiene un alto “caché” y colabora mucho con los cuerpos estatales, “nosotros vendemos la disponibilidad, en el tema de perros somos muy pocos, y también  hacemos registros en municipios de al lado que no tienen unidad canina”. Entre el trabajo de estos dos perros se encuentran los dos institutos del municipio, en los que “visitan” a los alumnos a las entradas y salidas, y más de una vez han hecho alguna “redada”

Pero una de las actividades que más dice a favor de esta Unidad Canina, y de la que Toribio presume especialmente, es el acompañamiento a niños con TEA (Trastorno del Espectro Autista)”. “Con Duke llevo dos años haciendo acompañamiento con niños con TEA, y, la verdad, es que tenemos más demanda de lo que podemos responder. Lo hicimos como prueba en el Colegio Público, Antonio Machado, para que los chavales se pillasen luego perros de terapia, y la verdad es que ha tenido una respuesta espectacular”, indica finalmente.

 

GuardianesJunio

 

Actuaciones de la Unidad Canina en 2019

  • 944 requisas
  • 62,7% de las 214 actas de estupefacientes
  • 54 exhibiciones en colegios
  • 24 inspecciones en locales de ocio
  • 903 gramos de estupefacientes retirados de la vía píblica

 

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