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Un crucerista novel

Crucero

Bart ha tenido la suerte de poder subirse junto a su guía a un crucero de fiesta de una de las mejores navieras. Un pastor alemán experto en detectar narcóticos se ha convertido en el primer can crucerista de nuestro país. Ha viajado con Royal Caribbean, naviera que hasta ahora solo había alojado perros guías. Tras embarcar en Barcelona junto a un guía de la Associació Guies Canins Policies Locals Catalunya y de Mario, de un vigilante la empresa ICTS, ha pernoctado como un pasajero más en un camarote durante los ocho días de navegación, eso sí, con “estatus” de tripulación ya que su misión era trabajar por la seguridad del crucero de fiesta.

Por Beatriz PASCUAL

A los perros detectores de drogas que revisan los equipajes y controlan la entrada al barco de los pasajeros, se suma ahora una nueva especialidad en seguridad privada: el “can crucerista” que inspecciona todas las escalas y disfruta y convive con tripulación y pasaje los días del crucero de fiesta.
El elegido por Royal Caribbean para esta misión fue Bart, perro de la Policía Local de Santa Coloma de Gramanet desde 2013 hasta 2016, con una media de cuatro decomisos diarios. En 2015 fue el 2º clasificado en el campeonato de perros detectores de policías y militares. Desde septiembre se ha convertido en el primer perro en viajar en un crucero como unit K9 inspeccionando narcóticos tanto en cada destino como en el interior del buque.
Su trabajo comenzó el 30 de agosto. El buque de la naviera Royal Caribbean partió de Barcelona. Fue un viaje de temática fiesta con paradas en Sète (Francia), Mallorca e Ibiza para finalizar de nuevo en Barcelona. Se realizaron dos vueltas con aproximadamente 1.700 pasajeros en cada una de ellas y llegó a su fin el 7 de septiembre en la capital catalana. A simple vista, un crucero más de los muchos que tienen lugar a lo largo de todo el año pero que se diferenciaba del resto por un nuevo navegante de cuatro patas.
Óscar, su dueño y presidente de la Associació Guies Canins Policies Locals Catalunya asegura que reúne unas condiciones excepcionales. “Tiene muy buen trato con la gente, es un perro afable, con bastante bagaje y gran experiencia en detección y operativos”, apunta a LADRIDOS, lo que le convertía en el perro idóneo para el servicio demandado.
La labor de Bart durante estos días fue sobre todo en los destinos. “Era el filtro por el que pasaba todo el mundo que embarcaba en cada escala, revisando el equipaje de mano ya que el de carga se revisaba por otro lado”, explica el guía que lo acompañó en el viaje. Su itinerario continuaba durante la navegación, inspeccionando pasillos, camarotes o lo que el personal de seguridad requería y que pudiera ser susceptible de tráfico de drogas en el interior del buque. “Concretamente, durante esta navegación una persona fue expulsada en Sète (Francia), por llevar estupefacientes encima”, señala el guía.
Según el representante de la Associació Guies Canins Policies Locals Catalunya, para Bart fueron días de trabajo nada excepcionales. Se resumían en realizar la jornada laboral, desconexión y de vuelta al camarote. “Mientras yo estuviese con él, lo veía todo con total normalidad” afirma. Y esto fue en parte posible a que pudieron dormir en la misma habitación. Algo importante para los perros detectores ya que son como cuenta su guía, “criados desde el vínculo”.
Fueron días en los que compartieron espacio con muchísimas personas, y lejos de ser un inconveniente, el guía canino hace mucho hincapié en la buena acogida que recibieron por parte de la tripulación. “Incluso, habilitaron una zona para el perro e hicieron una especie de cajón para que hiciese sus necesidades”, cuenta sorprendido.
Por su parte el presidente de la asociación matizó que no se había hecho hasta ahora este servicio “supongo que por falta de cultura y operatividad” en cuanto a que “nadie se había planteado montar un perro dentro y registrar, en cada destino, nuevas entradas de pasajeros”. A pesar de tratarse de un crucero de temática fiesta con una de las escalas en Ibiza, un destino susceptible de que los pasajeros puedan subir con estupefacientes.
Tras el éxito, el operativo podría repetirse, “seguramente sí, el capitán quedó satisfecho, se hicieron informes favorables y en principio se espera que para el año que viene pueda haber de nuevo este servicio”, matiza el guía.
El servicio es contratado por la naviera que realiza el crucero de estas características y quiere tener un mínimo de seguridad. El proceso es el siguiente, “se ponen en contacto con las empresas de seguridad y ellas son las que buscan los perros detectores de droga como Bart”, señala Óscar. Gracias a ellos las empresas están tranquilas y están exentas de cualquier tipo de problema tanto la tripulación como los pasajeros, con la seguridad de que no haya ningún residuo ni estupefaciente durante su viaje.

Perros guía, sin problema

Todos los barcos de Royal Caribbean admiten perros guía. La naviera no exige pruebas específicas, puede servir “una confirmación verbal creíble de la persona con discapacidad”. Pueden entrar en todas las áreas públicas, incluidos los restaurantes, a excepción de piscinas, jacuzzis o spas. La empresa proporciona un área para que hagan sus necesidades. Para poder llevarlo sólo hay que avisar a Royal Caribbean al hacer la reserva. El pasajero debe llevar la alimentación de su can y puede solicitar a la naviera un lugar refrigerado para guardarla.

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