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FUERA DE NUESTRAS FRONTERAS







        LAS MASCOTAS QUE VIVÍAN EN LOS PUEBLOS DE LA ZONA DE                    Por Óscar REKALDE
        EXCLUSIÓN MIGRARON A LA CENTRAL NUCLEAR DE CHERNOBYL,
        DONDE SUS DESCENDIENTES PERMANECEN HASTA EL DÍA DE HOY                      as alrededor de 120.000 per-
                                                                                    sonas que fueron evacuadas
        Chernobyl: los perros                                                  Lde Chernobyl por el mayor
                                                                                desastre nuclear de todos los tiem-
                                                                                pos, fueron obligadas a dejar a sus
        se autoadiestran                                                        mascotas atrás. De su presencia
                                                                                quedó constancia en las puertas
                                                                                de  muchas viviendas donde una

        como vigilantes                                                         pequeña hoja manuscrita reza-
                                                                                ba: “aquí vive mi perro (nombre)”.
                                                                                Muchos corrieron hasta donde las
                                                                                fuerzas les dejaron detrás de los
        para sobrevivir                                                         autobuses en los que las autorida-
                                                                                des de la Ex Unión Soviética eva-
                                                                                cuaban a toda prisa a los habitan-
                                                                                tes de 189 ciudades y vieron como
                                                                                sus dueños se alejaban en el espa-
                                                                                cio y en el tiempo porque ya no los
                                                                                volvieron a ver.
                                                                                  A  los  pocos  días  del  desalojo
                                                                                fue enviado un grupo de soldados
                                                                                a disparar y matar a todas estas
                                                                                mascotas por miedo a que fueran
                                                                                radioactivas. Pero no todas murie-
                                                                                ron, algunas fueron capaces de es-
                                                                                conderse y sobrevivir en una cen-
                                                                                tral abandonada donde el silencio
                                                                                fue su compañía.
                                                                                  Hoy 35 años después, hay cientos
                                                                                de perros pululando por la zona de
                                                                                exclusión, descendientes de aque-
        FOTOS: TURNBULL / CLEAN FUTURES FUND                                    apenas comida ni compañía viven
                                                                                llos abandonados en su día. Sin
                                                                                en estado semisalvaje y han desa-
                                                                                rrollado una relación especial con
                                                                                los guardias encargados de contro-
                                                                                lar que nadie entre sin permiso en
                                                                                la zona de exclusión. Es un trabajo
                                                                                duro y difícil que se hace llevade-

                                                                                animales que los acompañan. Los
                                                                                trabajadores les dan los restos de
        Los centenares de pe-               tipo de intruso que de-             ro gracias a la presencia de estos
                                                                                su comida, los cuidan y hasta los
        rros que pululan por las            tecten, humano, vehículo            cobijan en el interior de sus garitas
        zonas de exclusión de               o animal, ayudando de               cuando llega el mal tiempo.
                                                                                  Los perros saben que los guar-
        Chernobyl se han “auto-             esta forma a los vigilan-           dias son sus “salvadores” y sienten
        formado” en vigilancia de  tes, que los alimentan, los                  que su vida depende de su presen-
                                                                                cia. Quizás por ello han decidido
        seguridad como medio de  cuidan y comparten con                         ser  útiles y han autoaprendido a
                                                                                ser vigilantes de seguridad.
        supervivencia: ladran de            ellos su solitario trabajo            Según un estudio realizado por
        forma diferente según el  en una zona peligrosa.                        Jonathon Turnbull, en su investiga-
                                                                                ción de doctorado en Geografía en




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