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LA ENTREVISTA
un sabueso español, de nombre
Pánico, en el momento que llegué
al lugar del suceso y me informa-
ron que sobre las 8 de la mañana
habían visto a la mujer corriendo en
una dirección en concreto, Pánico
fue la primera opción para comen-
zar su búsqueda, colocando ropa
usada, tanto de la mujer como de
los niños, en el camino donde la
vieron. El sabueso coge un rastro
que nos lleva hasta una camisa,
que podía ser de la desaparecida.
-¿Y la encontró?
Ahí pierde el rastro, por lo que opto
por finalizar su trabajo y empezar
con Scot, comenzando a batir so-
bre la zona trazada por Pánico. Tras
unos quince minutos de búsqueda,
y a unos cien metros de donde Pá-
nico pierde el rastro, Scot sale co-
rriendo en una dirección concreta
poniéndose a ladrar frente a un bi-
dón. Yo miro y solo veo trapos, tiro
de ellos y aparece dentro del bidón
el cuerpo de una persona. En ese
momento aviso a los compañeros
para que comprueben de quién se
trata. Una vez comprobado que se
trata de la mujer y preguntada por
los niños, sin recibir contestación
de su paradero, la mujer es dete-
nida y yo sigo la búsqueda de los
menores, ya que a partir de ese
momento la prioridad es encontrar-
los con vida.
-¿Qué sintió cuándo su perro
localiza a la autora?
-En principio alegría por la rápida
localización, que se convirtió en
desasosiego al comprobar que los
niños no estaban con ella.
-En determinados servicios
como este, donde las víctimas
son niños, ¿Scot nota una sen-
sibilidad, afectación, senti-
miento especial, por su parte?
-Sí. En este caso en particular y ya
habiendo trabajado con Pánico,
mi intuición me decía que no po-
dían estar muy lejos. Eso el perro
lo nota, y su activación es mayor,
batiendo el terreno con más activi-
dad
8 LADRIDOS Nº 30 Agosto 2019