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Fuerte división en el sector de la peluquería canina

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La peluquería canina es una actividad en auge. Los propietarios de perros cada vez demandan más estos servicios, pero el caos es mayúsculo por los fuertes enfrentamientos en el sector entre los que llevan años luchando y consiguiendo la dignificación y legalización de esta profesión y los que niegan la validez de los pasos que se han dado a nivel oficial. ¿Quién lleva razón?

Por Emer IGLESIAS

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Vayamos por partes. Para desarrollar una profesión que necesita un local, lo primero e imprescindible es conseguir una licencia de apertura que se solicita en el ayuntamiento pertinente. Desde hace varias décadas la mayoría de municipios cuenta con una licencia de actividad específica de servicios para animales de compañía, en la que se incluyen los tratamientos higiénicos de las mascotas. Es un trámite obligatorio por ley en el que se debe presentar un proyecto/memoria de un ingeniero técnico en el que esté incluido la calificación medioambiental.
Una vez con el local en marcha y la licencia de actividad conseguida a la hora de darse de alta como autónomo es muy importante tener en cuenta el epígrafe fiscal en el que incluir nuestra actividad. Desde 1990, por el Real Decreto Legislativo 1175/1990, de 28 de septiembre, existe el epígrafe 979.4 de la Sección 1ª que clasifica la actividad profesional de la peluquería canina dentro de la familia profesional: “adiestramiento de animales y otros servicios de atenciones a animales domésticos”.
30 años
A pesar de que tanto la licencia de actividad específica como el epígrafe en Hacienda existen desde hace más de 30 años, gracias a la reivindicación incansable de los primeros peluqueros que abrieron la lucha en su día por el reconocimiento de la profesión, la pandemia ha puesto al descubierto que un elevado porcentaje de peluqueros trabajan al margen de estos logros.
Según datos recabados en la agencia Tributaria, de los alrededor de 20.000 profesionales que hay en nuestro país, ni un 10% está dado de alta correctamente. Según indica a LADRIDOS, Olga de Diego, presidenta de la Federación de Peluqueros Caninos Españoles, FEPECAE, “es importante estar dado de alta correctamente como peluquero canino, en el IAE específico, entre otros motivos para conseguir la futura acreditación profesional”.
También, Ángel Esteban, jefe de estudios de la marca Artero, una empresa de fabricación y venta de productos especializados para mascotas, corrobora este extremo en declaraciones a esta revista al indicar que “la mayoría de los peluqueros caninos no están dados de alta como tales, en relación a la dificultad que va a tener el sector a la hora de acreditarse por el ministerio correspondiente ya que tendrán que “justificar tres años de cotización en la seguridad social como peluquero canino, algo que va a ser difícil”.
Salta en el confinamiento
Fue con el confinamiento cuando esta situación salió a la luz al destaparse que un alto porcentaje de peluqueros caninos estaba dado de alta bajo el epígrafe 659.7 que clasifica la actividad de venta de piensos y productos para mascotas. Según el Decreto de estado de Alarma, los establecimientos de peluquería canina debían cerrar, pero no los de alimentación, lo que creó situaciones de desconcierto y comenzaron los enfrentamientos ya que muchos trabajadores del sector se han guiado por alguna marca comercial que les ha aconsejado montar su negocio dirigido especialmente a la venta de productos de belleza para perros, según señalan fuentes de FEPECAE.
“El sector está muy divido, porque interesa que así sea, somos un gremio muy manipulable, donde el fracaso escolar está detrás del 75% del sector, esto hace que determinadas casas comerciales creen una dependencia al consumo del estilismo irreal”, matiza De Diego.
Otro paso importante en la dignificación y profesionalización de la peluquería canina fue la aprobación por parte del Gobierno de la cualificación profesional de Nivel “Cuidados higiénicos estéticos de animales de compañía” dentro de la familia agraria hace ahora un año y publicada en el «BOE» núm. 128, de 29 de mayo de 2021.
En el BOE
Desde ese día, el Real Decreto 297/2021, marca legalmente la formación mínima que debe poseer un peluquero canino para poder ejercer su profesión. Según señaló la ministra portavoz tras la aprobación por el Consejo de Ministros, “Todo puesto de trabajo debe ir asociado a una cualificación. Este es el eje del sistema de cualificaciones profesionales” y los peluqueros caninos no se quedan fuera de esta regulación que va dando sus pasos.
Tras la publicación de la cualificación en el BOE, la primera consecuencia no se ha hecho esperar: la brecha de la división entre los peluqueros caninos se ha disparado. Mientras que los que llevan años luchando por conseguir esta regulación, como FEPECAE o la Fundación Alianz, han recogido los frutos de su trabajo, otros como Artero ponen en duda que esta formación normada sirva para algo.
Curso con número de registro
“La cualificación profesional es un gran paso para el sector. Luego tendrá que venir la acreditación profesional, pero faltan años. Ahora con esta cualificación hemos dado el paso de estar a la altura de Europa”, indica Olga de Diego, quien avisa sobre la cantidad de cursos que existen en el mercado de marcas comerciales que simplemente sirven para sacar el dinero. “Hay que leer bien los contratos que se firman, la letra pequeña es la que te da la pista de lo que vas a obtener después de tu curso. No es lo mismo un título con tus unidades de competencia, con tu DNI, con su número de registro, con sus sellos oficiales, que uno de asistencia, dónde poco más o menos, es un gracias por venir. Debemos no dejarnos influenciar por marcas comerciales que solo quieren vender sus productos”, asevera la presidenta de la Federación de Peluquerías Caninas.
“Siempre hay que buscar cursos que sean de formación regulada y avalados por el ministerio, hay que descartar cursos que no tengan los avales estatales por detrás. Hay mucha oferta pero son de escasa o nula validez”, es el consejo que da a sus asociados Olga de Diego.
De esta misma opinión es la Fundación Alianz, entidad que a través de su plataforma, Campus Alianz, de la mano de Fundae, a través de la formación bonificada, es decir, sufragada por la Seguridad Social, desarrolla los cursos de formación de la parte teórica para estos profesionales. “La nueva estrategia para la nueva Formación Profesional para el empleo, es la base que hace años motivó a la Fundación Alianz a trabajar en diferentes ámbitos: institucional, social y empresarial, por el desarrollo de una formación exigente y cualificada para el sector de la peluquería canina, presentando una propuesta de cualificación que diez años después, y tras muchas sesiones de trabajo con expertos del Incual, el Consejo de Ministros ha aprobado bajo la denominación de Cuidados higiénicos y estéticos de animales de compañía. Todavía quedan años para la acreditación, pero hay que ser conscientes de que solo se va a llegar a ella por los cauces legales” indican a LADRIDOS.

En duda
Enfrente de estas posiciones están los sectores que ven poco o nula la validez de estos avances. Uno de los más críticos es Artero que con su Artero International Academy, da formación totalmente privada a numerosos peluqueros. “Nuestro objetivo ha sido mejorar la enseñanza y profesionalizarla. Hemos creado un equipo de docentes, que no sólo son buenos profesionales, sino que también están preparados para impartir enseñanza”, indica Ángel Esteban, quien deja bien claro que la cualificación aprobada no sirve prácticamente para nada. “la cualificación profesional que se está aprobando no va a solucionar nada. Ni tan siquiera nos reconocerá como peluqueros caninos. Se nos cualificará como higienistas de pequeños animales, lo cual es un verdadero disparate. La solución para que desaparezcan los cursos ilegales está en la mano de Hacienda, ya que en muy pocos casos se cobran los cursos con factura y la mayoría de las veces, si se hace, en esa factura no se cobra el IVA. Cosa ilegal a todas luces”.
Por otra parte, al ser de nivel 2 la cualificación, para llegar a esta titulación será necesario tener la ESO, o acreditar una vida laboral de tres años como mínimo como peluquero canino. Ante el hecho de que hay informes que hablan de que un 80% de los peluqueros caninos no tienen estudios reglados y muchos trabajan aún en negro, el riesgo de quedarse fuera del sistema es una realidad. “De momento solo se habla de cualificación profesional, que es lo que se ha publicado en el BOE. El tema de introducir los estudios en formación profesional es una quimera. Y lo peor, muy difícil de adaptar con la legislación actual”, matiza el jefe de estudios de Artero.
Premios y competiciones
Las competiciones de la peluquería canina son una herramienta usada por asociaciones, fundaciones y marcas para incentivar a los trabajadores del sector a profesionalizarse día a día y a elevar así el nivel de una profesión cada vez más necesaria en la sociedad. ”La función social del perro ha cambiado y en estos momentos nuestras mascotas viven dentro de casa, lo cual hace que su higiene sea muy necesaria”. Pero no solo la higiene, también la presencia y una imagen atractiva es algo muy buscado por los propietarios de perros que ven en el peluquero canino un profesional imprescindible que colabora en la tenencia responsable de nuestros animales de compañía. 

(Páginas 12-15)

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