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Pastor leonés, el perro que busca un hueco en el deporte canino

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Sigue siendo el perro de pastor de la meseta leonesa, donde carea el rebaño tanto en las llanuras, como en los campos de cultivo o senderos estrechos. Cuando aprende el oficio, no hay que repetírselo.

Por Miguel PELE / Fotos: J.L. PRIETO

    

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Es el perro típico y genuino de la zona de la antigua Región leonesa, formada por León y Zamora, si bien está presente en la Tierra de Campos y norte de Palencia, perro leonés de pastor, encargado de carear el ganado ovino en las llanuras de estas provincias. A su lado, cómo no, un buen mastín leonés para acompañar al rebaño y defenderlo en caso de necesidad.
Los pastores suelen tener ambas razas, una para proteger el ganado y otra para guiarlo y controlarlo y en las dos han buscado su funcionalidad, aunque hubo cruces accidentales. Sí que buscaban cruzar mastines buenos entre sí y careas buenos entre sí para mejorar sus cualidades, por lo que se han mantenido sus características puramente funcionales. “Incluso la mortalidad de los machos de pastor leonés, a pesar de gozar de buena salud, suele ser por accidentes (atropellos) o por enfrenamientos con los mastines, pues el carea no se echa para atrás ni rehúye la pelea”, aclara José Luis Prieto, presidente de la Asociación CareaCan León Agility Club.
El perro leonés de pastor se siente en su salsa en las grandes llanuras leonesas, controlando que el ganado no entre en las zonas de agricultura, llegando incluso a morder a las ovejas si es necesario, algo que el rebaño tiene en cuenta cuando está pastando. Es un perro que adora a su dueño, mientras el mastín es el perro de las ovejas (a las que protege), el carea es el perro del pastor. Si se vende el rebaño y cambia de dueño o un pastor lo sustituye unos días, el mastín se queda con las ovejas sin problema, pero el carea se queda con su dueño, con el que crea un vínculo definitivo, con él y con su familia directa, “no aceptando de buen grado a los desconocidos. Y al estar mucho tiempo solo con el pastor, si no se le socializa de pequeño, hay que tener en cuenta que son guardianes y mordedores”.
Es de tamaño mediano, con altura de 45 a 55 cm y un peso entre 15 y 27 kg. El color originario es el negro, pero dentro del estándar hay también otros colores: los cervatos (negros con manchas fuego sobre ojos –cuatro ojos- y patas), los arlequinados (grisáceo en tres colores) y los arlequinados cervatos (negro y cervato, pero despigmentado). Se descartan aquellos en los que predomina el blanco o tienen los dos ojos claros y la trufa rosa, como ya hacían los pastores sin saber de genética, porque desarrollaban ceguera, sordera o ataques epilépticos.
Sin tener una seguridad sobre el número de ejemplares, se estima que puede haber entre 300 y 500, casi todos repartidos por España, aunque se han enviado ejemplares a Suecia, Holanda... La mayor parte de ellos se dedican a lo que fue su trabajo desde siempre: perros pastores de ovejas, sobre todo, merinas. Sin embargo, dado el declive de la ganadería extensiva y trashumante y la introducción de otras razas foráneas de pastoreo, este perro está buscando y encontrando otras utilidades, tanto deportivas como de trabajo de detección.
Este perro de pastor leonés de toda la vida, conocido como carea leonés o perro de aqueda, comenzó a recuperarse en los años 90 del siglo XX. Nunca estuvo en peligro de extinción, pero sí se cruzaron con otras razas foráneas que sacaban perros demasiado grandes. A raíz de la tesis de una veterinaria, Lorena de la Fuente, tras recorrer casi toda la provincia, sacó una aproximación zoométrica de lo que podría ser el estándar de la raza. Pasó a ser considerado grupo étnico en 2012 y seguidamente raza reconocida por la RSCE en 2016.

Actualmente, puede haber “unos veinte ejemplares que están practicando agility con sus dueños, deporte en el que son competitivos a pesar de su corta experiencia deportiva.  Además, hay otros tres que se dedican a disc dog. También otros dos o tres están practicando bikejoring con sus dueños, si bien no son los perros más idóneos para este deporte, y otros tantos para canicross, donde sí dan la nota. Por último, se han entregado algunos ejemplares a la Policía Nacional y a la Guardia Civil para labores de detección, uno de ellos en el centro penitenciario de Ocaña”.
El carea leonés se está reinventando cada día, no es para cualquiera, es un animal que te prueba. Una vez que comprende que tú mandas, ya sí se vuelve sumiso, necesita un dueño firme. “No tiene un aprendizaje tan rápido como otras razas, tal vez hay que repetírselo dos o tres veces, pero lo acaba cogiendo. Es un perro inteligente, listo y una vez que ha aprendido ya no tienes que decírselo, él ya sabe por dónde ir y toma sus propias decisiones”.
 No tiene enfermedades genéticas, por lo que suelen ser animales longevos. Por lo que respecta al futuro, se necesitan criadores responsables, que vigilen la genealogía. Y este pastor leonés es un perro típicamente de trabajo, no como mascota, aunque los hay, porque tiene mucho carácter y necesita mucho ejercicio. En resumen, “es un perro intenso para lo bueno y para lo malo, un perro total a la imagen y semejanza de los pastores de León”, concluye Prieto.


Los datos

90% se dedica a su oficio de pastor de ovejas

10% al deporte de competición o a tareas de detección de sustancias

 

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