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Tipos de hernias caninas y cómo tratarlas

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Las hernias no son solo cosa de humanos, los animales también pueden padecerlas. De hecho en los perros son bastante comunes. Aparte de que hay un bulto donde no debería haber uno. ¿Qué son exactamente? Un bulto en nuestra mascota puede significar que a través de un desgarro un tejido está en una área que no es la suya.

Por M. ARAMBARRI

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Según el doctor Jerry Klein, director veterinario del AKC, al igual que en las personas, una hernia ocurre cuando un órgano o tejido sobresale a través de un desgarro o un orificio en la pared de una cavidad corporal y aparece en un área diferente de donde debería estar normalmente. No todas las hernias ponen en peligro la vida de nuestra mascota, pero aun así deben ser revisadas por un veterinario, ya que existe el riesgo de estrangulación, interrupción u obstrucción del suministro de sangre al órgano atrapado en la hernia.
Si una hernia es pequeña e involucra grasa en lugar de un órgano o tejido vital, su veterinario podría recomendarle que controle de cerca la hernia. Sin embargo, debido a que siempre existe la preocupación de que un órgano pueda verse afectado, a menudo se recomienda la corrección quirúrgica.
Existen hernias de distintas clases y de mayor o menor gravedad, pero lo que está claro es que todas son molestas y dolorosas.
Según los expertos de Affinity, las hernias en perros se pueden clasificar en cuatro categorías principales.
Discales
El cuarto tipo son las hernias de disco. Estas hernias en perros afectan a su columna vertebral y, como consecuencia, a su movilidad, sobre todo de las extremidades posteriores. Los síntomas que puedes detectar si tu perro la padece son dificultades de coordinación, dolor, falta de equilibrio, pérdida de fuerza y de tono muscular, que arquee la espalda y mantenga la cabeza baja y que no quiera andar. Hay dos posibles tratamientos para estas hernias en perros. El primero consiste en la extirpación, mediante una cirugía, del material discal herniado. El segundo se centra en aliviar los síntomas sin tratar la hernia en sí.
Umbilicales
Se producen alrededor del ombligo del perro. Involucran la grasa abdominal o una porción de los órganos abdominales que sobresalen alrededor del ombligo. Se ven como un bulto en el estómago y se encuentran justo debajo de la caja torácica del perro.
Esta es la clase de hernia en perros más común y se localiza en la tripa del animal, más concretamente en la zona del ombligo. Es frecuente tanto en cachorros como en adultos y, si tu compañero tiene una, seguramente puedas notarle un pequeño bulto.
Los expertos avisan de que las posibles causas son varias: las hernias umbilicales congénitas aparecen en el momento del nacimiento, mientras que las adquiridas suelen ser provocadas, cuando ya son más mayores, a causa de algún golpe.
Este tipo de hernia en perros solo necesita intervención quirúrgica si su tamaño es grande. Mientras sea pequeña, el veterinario puede reducirla apretando con el dedo y sin necesidad de pasar por quirófano. Pero, sea como sea, es una dolencia que debe controlarse, ya que si la hernia se estrangula es un peligro para la vida de la mascota.
Inguinales
Un segundo tipo son las hernias inguinales que según el AKC involucran órganos abdominales que sobresalen a través del canal inguinal, que es una pequeña abertura en los músculos del área de la ingle. Estos aparecen como un bulto en el pliegue interior donde la pata trasera del perro se une a su vientre.
Por su parte, Affinity indica que cuando existe una debilidad en los músculos de la zona inguinal, se puede producir este tipo de hernia en perros. Las hay de dos clases: las pequeñas, que pueden reducirse y cuyo contenido es grasa o revestimiento intestinal, y las de mayor tamaño, que requieren cirugía.
Sus síntomas habituales incluyen la inflamación de la zona, dolor, apatía, falta de apetito, vómitos y micciones asiduas. Aunque, si en la hernia de tu perro lo que está afectado son los vasos sanguíneos, también tendrá fiebre y letargia.
Diafragmáticas
Un tercer tipo, las hernias diafragmáticas, reciben su nombre del diafragma, una capa de músculo que separa el corazón y los pulmones de los órganos abdominales. Cuando aparece un desgarro o un agujero en ese músculo, los órganos abdominales como el estómago pueden presionar hacia la cavidad torácica. Para este tipo de hernia, no vería ningún bulto o protuberancia externa, porque está ocurriendo dentro del cuerpo.
Esta hernia en perros, que aparece cuando el contenido abdominal invade la cavidad torácica y oprime los pulmones y el corazón, puede ser muy peligrosa, señalan los expertos de Affinity.
Sus síntomas son diversos dependiendo de la gravedad del caso, pero generalmente se manifiesta con disnea, tos, dolor, apatía y falta de apetito, además de sonidos intestinales en el tórax, que son un signo clave para el diagnóstico.
El AKC, indica dos tipos más de hernias que debemos vigilar en nuestros compañeros de cuatro patas.
Hiatal
La primera, es la hernia hiatal. En un tipo de dolencia que también involucra al diafragma, pero en este caso, la hernia aparece en la abertura natural donde se unen el esófago y el estómago.

 

Perianales
Y por último, las hernias perineales, que según el AKC “implican una ruptura en los músculos del diafragma pélvico, que es una pared en la parte inferior del abdomen que separa los órganos abdominales del recto. Un órgano como la próstata o la vejiga puede atravesar la ruptura para aparecer justo debajo de la piel. Estas hernias aparecen como una hinchazón en el área alrededor del ano”. Si nuestro perro padece alguno de estos desgarros, es importante llevarlo al veterinario para evitar un desenlace fatal.

Los datos
2% de los perros sufre hernia discal
45-70% es en los perros tipo salchicha
3-6 años es la edad en la que suelen aparecer en estos canes

(Páginas 10 y11)

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