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Una segunda unidad canina se pone

en marcha y se está a la espera de

los perros adiestrados de dos agentes

veneno

La Estrategia Andaluza contra el Veneno (EAV) ha anunciado en pleno estado de alarma que va a poner en marcha este mes una segunda Unidad Canina para la detección de cebos y cadáveres envenenados. Se trata de una unidad canina externalizada, es decir, contratada tanto en lo que se refiere a los cuatro perros como a los guías o vehículos. Por su parte, el perro preparado por dos agentes de Jaén contra el veneno, que lleva más de un año paralizado, está a la espera de poder trabajar de nuevo. 

Por Emer IGLESIAS

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De este forma, la Junta de Andalucía recupera esta segunda unidad, que fue retirada hace diez años durante la crisis económica. El Gobierno Andaluz ha señalado en un comunicado que esta actuación se enmarca en la lucha del Ejecutivo por la conservación de la fauna y dentro de la estrategia de la Revolución Verde.

En Andalucía funciona una primera unidad canina desde 2004 con buenos resultados, pero además durante más de año y medio dos agentes forestales de la unidad de lucha contra el veneno, José Miguel y Juan Carlos Bellido, en la zona de Jaén, estuvieron trabajando ayudados por su propio perro, preparado especialmente para la búsqueda de veneno. Fueron los únicos agentes de Andalucía autorizados por la Administración para llevar a su perro particular en su trabajo. Sin embargo, desde hace poco más de un año esto se paralizó por problemas burocráticos, pero los agentes no pierden la esperanza de volver a conseguir la autorización para seguir trabajando con su perro. “Estamos insistiendo, no ya a nivel de Delegación de Jaén, sino a nivel de estrategia de lucha contra el veneno, conocemos todo lo que es el tema, el coste es mínimo, se lo estamos replanteando”, indican los agentes del medio natural.

El entrenamiento de este perro, mestizo de malinois y labrador, fue un ofrecimiento que hicieron los hermanos Bellido después de que se suprimiese la segunda unidad canina. “Se hizo el ofrecimiento porque se redujeron las inspecciones. Nosotros adiestramos al perro y se hacía de apoyo, pero solo a nivel de la provincia de Jaén. Si hacemos cinco o seis inspecciones al mes supone mucho ahorro a la Administración y muy poco gasto. Como tenemos el perro adiestrado y además nosotros estamos en la unidad de veneno, hacemos el lote completo. Además, al ir a una inspección preventiva con nuestro perro, te da autonomía e independencia, pero ahora estamos en stand by” matizan a LADRIDOS.

La nueva unidad canina anunciada por la Junta de Andalucía cuenta con cuatro perros de tres razas diferentes: dos pastores belga malinois, un labrador y un border collie, adiestrados en el último año para detectar todas las sustancias tóxicas que se emplean para el envenenamiento intencionado de la fauna en Andalucía.

Los binomios de los perros con sus respectivos guías inspeccionarán aquellas zonas con sospechas de uso ilícito de venenos. Durante sus “redadas” estarán acompañados por técnicos especializados de la Estrategia Andaluza contra el Veneno y agentes de Medio Ambiente y del Seprona, que retirarán todas las muestras, conforme al protocolo establecido para enviarlas al Centro de Análisis y Diagnóstico (CAD), dependiente de la Consejería de Desarrollo Sostenible, como inicio de la investigación policial correspondiente en caso de confirmarse la presencia de venenos.

3.000 cebos retirados

La segunda unidad canina se suma así al trabajo del primer equipo de perros adiestrados que desde diciembre de 2004 viene realizando inspecciones por todo el territorio andaluz.

Desde la puesta en marcha se han realizado más de 3.700 inspecciones caninas, lo que ha permitido localizar y retirar del campo unos 3.000 cebos envenenados, favoreciendo así la conservación de la fauna silvestre y del patrimonio natural andaluz.

La Estrategia Andaluza contra el Veneno (EAV) es un proyecto que se desarrolla por toda la Comunidad para hacer frente al uso ilegal de cebos tóxicos.

Desde su puesta en marcha se ha logrado reducir en más de un 50% el uso de cebos envenenados, lo que convierte este proyecto en uno de los programas de conservación de la biodiversidad con mayor éxito de cuantos se desarrollan por toda la geografía nacional y europea.

 

Yako, un año en paro

José Miguel junto a su hermano Juan Carlos adiestraron por su cuenta a Yako, un perro cruce de malinois con labrador y durante casi dos años han estado autorizados por la Administración a llevarlo a su trabajo. “El perro tiene ahora 6 años, lo cogió mi hermano de cachorro. A los dos años comenzamos con el adiestramiento básico y la socialización, todo lo hemos hecho nosotros. Cuando teníamos permiso salíamos con él una vez cada diez o quince días”, indica José Miguel.

Desde que Yako está en stand by a la espera de poder volver a trabajar con él, sigue entrenando para no perder su habilidad en la búsqueda del veneno. 

El cebo que ponen “suele ser un trozo de comida apetecible para los animales, por ejemplo, en un cordero que ha matado el zorro lo abren y le echan veneno, o a un pollito vivo le pegan el veneno con cinta aislante; lo que hacemos con los perros es ir al campo a rastrear zona”, matiza.

El perro de los hermanos Bellido pasó un año de adiestramiento. “Va por delante, le vamos orientando. Está adiestrado para que no toque, el rechazo a la comida es lo más difícil de preparar. Hay productos que no habiendo sido adiestrado específicamente los localiza, porque la base es la misma”, relata José Miguel. Precisamente para que no haya riesgo alguno para el perro utilizan un método casero: “Ponemos veneno en un pequeño bote y en la tapa hacemos un agujerito. Luego lo metemos en otro más grande y lo llenamos de toallitas desmaquillantes. A los quince o veinte días cogemos el algodón que tiene olor pero no veneno y es lo que utilizamos para enseñarle a que busque”.

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