Por un problema físico o emocional tu gato puede estar decaído
Falta de apetito, excesivo tiempo durmiendo, dejadez en su higiene… algo le pasa al minino y no es un problema físico
Cuando lo encontramos decaído, tras la consulta veterinaria de rigor, se descarta dolencia física. Ahora es el momento de acompañarlo más en sus rutinas, sus juegos y alimentación. Un juguete también puede ayudar y, cómo no, la compañía de otros animales.
Por E. MUÑOZ
Cantaba Roberto Carlos aquello de “El gato que está triste y azul…” y nunca me paré a pensar si de verdad los gatos podían estar tristes. Pero sí, pueden estarlo por diferentes motivos y con observarlos podemos llegar a saber si realmente lo están.
Porque encontrar a nuestro gato sin ganas de moverse, que ni se acerca a su comedero ni te pide mimos, que se mete en su camita y se enrosca para pasar horas dormitando, que no lo ves acicalarse ni ponerse guapo, esto indica que pasa algo en su interior. Seguramente no lo exteriorice tanto como nosotros, y su cara ni se inmute al mirarnos. Tal vez le escuches algún maullido lastimero, pero poco más.Los síntomas
Si una mañana descubrimos que sigue en su camita sin querer hacer su ronda de vigilancia por la casa puede ser un síntoma de tristeza. Si nos acercamos y vemos su comedero lleno también indica que no está bien. Si escuchamos a lo lejos su maullido más ronco y lastimero, algo le está pasando. Y si vemos que no cuida su higiene, ni se limpia ni usa el arenero, ahí constatamos que tiene un problema.
Pero ¿de dónde viene esa tristeza? En primer lugar, deberíamos echar un vistazo a su cuerpo. Si tiene contacto con otros gatos puede estar herido, tanto por dentro como en su piel. Las dolencias hacen que se sientan desprotegidos a no poder realizar todo lo que hacían hasta ahora.
Muchas veces proviene del cambio de hábitos de su propietario. Tal vez ahora está más solo porque su dueño tiene más horas de trabajo. Y aunque bien es sabido que los gatos son sumamente independientes, les gusta la presencia y el contacto humano.
Por supuesto que les influye el cambio de domicilio. Son animales territoriales y adoptan como suyo el espacio en el que viven, lo reconocen a diario y es su territorio. Cuando el propietario se muda a otra vivienda el gato puede tardar tiempo en adaptarse.
Y sí, son animales sensibles. Seguro que más de una vez ha hecho de las suyas en casa. Si lo castigamos de una manera más enérgica y severa también puede tener como contrapartida que la tristeza se apodere de él.
¿Qué puedo hacer?
En fin, nuestro gato está triste, que no azul, y sabemos que no es la ‘Tristeza de amor’ de Hilario Camacho. Pues ahora llega el momento de darle una solución al problema.
Lo primero es que un veterinario nos diga que no tiene ningún problema físico, ni por dentro ni por fuera. Si el problema existiese ya tendríamos la causa y el experto en animales nos proporcionaría la solución.
Descartado, pues, el problema clínico hay que centrarse en el aspecto emocional. Ahora es cuando deberemos estar más pendientes de nuestro minino. Es el momento de dedicarle nuestro tiempo, un tiempo de calidad, con caricias acompañado con palabras suaves, jugando con él de manera directa y prestándole esa atención que tal vez habíamos descuidado por momentos. Es la mejor medicina contra la soledad, nuestra presencia y nuestro cariño.
Un juguete nuevo siempre será bienvenido por nuestro felino y más si se trata de algo divertido. Los gatos son extraordinariamente curiosos y en cuanto aparece algo llamativo no dudan en ponerse a la acción y comprobar para qué sirve. Como dice el eslogan, un juguete una ilusión.
Como también sabemos, los gatos son glotones por naturaleza. Si se ha cansado de su pienso llega el momento de cambiar a otro y comprobar cómo reacciona. Por supuesto, un premio de vez en cuando en forma de chuche tampoco lo van a despreciar. Seamos creativos con su alimentación.
Por otro lado, como animales que son, también disfrutan de la compañía de sus congéneres. Puede que echen de menos esos juegos entre iguales y un nuevo amigo en casa sea la solución. Dejarse asesorar por alguien que conozca estas necesidades humanas para ver qué compañero le vendría bien es otra solución que podría ayudar a nuestra mascota. Hay que pensarlo bien, para que esto no se convierta en otro problema.
En realidad, buscando similitudes con la conducta humana, a nadie le gusta estar siempre solo, ser invisible a los que comparten nuestro espacio y sí queremos que se nos valore, que se tengan en cuenta nuestras necesidades y que se preocupen de nosotros cuando realmente lo necesitamos. Con la ayuda de otras personas se consigue que la tristeza se vuelva alegría. Los problemas físicos se solucionan con tratamientos clínicos y los emocionales con amor, comprensión, cariño y mucha compañía.
Algunas ayudas
- Consulta con tu veterinario para descartar problema físico.
- Dedícale más tiempo de calidad si ahora estás menos en casa.
- Cambia su alimentación, dale más pequeños caprichos de chuches.
- Incorpora algún juguete nuevo que te permita interactuar con él.
- Plantéate la posibilidad de ampliar la familia con otra mascota. Asesórate bien.(Páginas 34 y 35)
¿Quién dijo que los gatos no tienen emociones?