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Los tirones de la correa provocan lesiones tanto en dueños como en perros

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Las contusiones en mayores provocadas por los tirones de su perro son cada vez más frecuentes. Además, las mascotas pueden acabar heridas poniendo en riesgo el bienestar animal. Una buena educación de ambos pueden prevenirlas. Las recomendaciones generales destinadas a reducir estas lesiones a menudo no tienen en cuenta ni el tamaño del perro, ni su comportamiento, ni el tipo de correa o arnés usado.

Por Asociación Nacional de Adiestradores Caninos Profesionales (ANACP)

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Estudios recientes han puesto de relieve la incidencia de lesiones al pasear perros, especialmente en los ancianos. Las recomendaciones destinadas a reducir la incidencia de lesiones a menudo no tienen en cuenta factores relacionados con los animales, como el tamaño y el temperamento del perro, el comportamiento de tirar de la correa y sus diversas causas, o el efecto del equipo asociado, como correas de nailon, frente a correas retráctiles, arneses.
El impacto en la salud de los perros causado por pasear con correa de forma inadecuada ha recibido poca atención, demostrándose que tirar de la correa, por ejemplo, aumenta el riesgo de daño traqueal, laríngeo, esofágico y oftálmico permanente en los perros. Esto podría ser particularmente importante para las razas braquicéfalas como el bulldog francés y el carlino, que han ganado popularidad en los últimos años.
En primer lugar, es posible que las personas mayores tengan perros de tamaño incompatible con sus capacidades físicas, y que los perros sean propensos a tirar de la correa cuando están excitados o nerviosos. Esto puede crear un escenario en el que el perro tira de la correa y repentinamente domina al guía, lo que provoca caídas hacia adelante.
En segundo lugar, es posible que las correas largas o extensibles creen una distancia suficiente entre el perro y el guía para generar un impulso considerable hacia adelante, predisponiendo al guía a lesiones en las extremidades superiores o caídas hacia adelante. En un estudio, los autores concluyeron que los perros, en comparación con los caballos, pueden generar cargas mucho mayores en relación con su masa corporal. El efecto de dicha carga transferida al guía variará según la dirección, la elasticidad de la correa, el peso corporal y la fuerza física del guía.
Al pasear a un perro, la posición comúnmente adoptada por el paseador es con el hombro hacia adelante con rotación interna y flexionados el codo y la muñeca con desviación cubital. Esta postura puede aumentar el riesgo de lesión en el hombro si el perro tira repentinamente o cambia de dirección.

Nivel de entrenamiento
También se deben considerar el comportamiento natural, la edad, el estado de entrenamiento y el tamaño del perro. Tirar de la correa puede explicarse por el deseo de olfatear e interactuar con personas y otros perros. Los lugares públicos ofrecen una amplia gama de estimulación sensorial, incluida la olfativa, visual y auditiva, aunque el miedo y la ansiedad también son posibles causas. El comportamiento de tirar de la correa para llegar a un lugar deseado se considera autorrefuerzo y requiere técnicas de entrenamiento adecuadas para corregirlo.
Los perros jóvenes son más activos, menos predecibles y, por tanto, tiran con más frecuencia. Un estudio determinó que tanto la tensión máxima como la media de la correa eran menores para los perros calificados como con mejor comportamiento durante los paseos, destacando la importancia del entrenamiento profesional.
Entre las correa las dos más comunes son la corta de red de nailon y la extensible. Según la segunda ley de Isaac Newton, la fuerza es igual a la masa por la aceleración y por ello las extensibles pueden permitir que el perro gane velocidad rápidamente, magnificando la fuerza transferida y aumentando las posibilidades de lesiones en propietarios mayores.
Los métodos de fijación para perros pueden incluir collares para el cuello, arneses para el pecho con fijaciones delanteras y traseras y arneses para la cabeza. Los collares para el cuello también pueden variar, incluidos diseños de correas de nailon, tela, cuero, etc.

  

Se han evaluado los efectos de estos dispositivos sobre la salud del perro y su tendencia a tirar, demostrándose experimentalmente que los arneses corporales con puntos de sujeción delanteros o traseros afectan la expansión de los hombros, predisponiendo potencialmente a los perros a tendinopatías después de un uso prolongado. También que los perros tiran mucho más fuertes usando arneses de conexión a la espalda que con collares para el cuello.
Los arneses para la cabeza pueden ser una opción para perros grandes, pero requieren un entrenamiento adecuado para desensibilizarlos.
Dicho esto, parece más probable que el nivel de entrenamiento, el estado de comportamiento y el bienestar del perro, así como la habilidad del guía sean de importancia para el adiestrador canino como educadores de los dueños de mascotas en lo que respecta a la prevención de lesiones relacionadas con la correa.

 

(Páginas 12 y 13)

 

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