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Sabueso de Baviera para montería, rececho o aguardo

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Seguir los restos orgánicos que deja una pieza herida es la finalidad para la que se creó la raza de sabueso de Baviera, con una trufa inigualable

Perro mediano, ligero y a la vez musculoso, equilibrado, adaptado a los montes y a diferentes temperaturas. Con correa de 10 metros sigue el rastro dejado por una pieza herida.

Por Miguel PELE

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Desde hace ya 20 años se empezó a notar más y más la “presencia del Baviera en nuestros montes. Lo necesitamos. La montería, el rececho, el aguardo, en todas las modalidades de caza mayor se agradece su presencia”, nos cuenta Luis Barata, criador de esta raza.
Para los cazadores, dejar piezas heridas en el monte no tiene sentido, no solo por la carne o el trofeo, sino también y mucho por la ética en la caza, el respeto por el animal. Cazar con un Baviera es tener un “compañero de todas las horas, un auxiliar poderoso, un gustazo, una noble herramienta, el binomio somos nosotros”.
Además de este cometido, es un perro que puede y debe de ser utilizado por grupos de recate, trabajo que ya está realizando, siendo la modalidad de mantrailing la más indicada para sus características.

Solo para cazadores
Existe un Club Español del Sabueso de Baviera que congrega los aficionados de la raza. Entre todos “hablamos sobre la raza, nuestros perros, nos asistimos en cuestiones técnicas, buscamos para importación cachorros de las mejores líneas de trabajo y estructura asegurando carácter y belleza”. Así, la calidad de los Baviera en la Península Ibérica es muy alta y está bien controlada. Se encuentran ejemplares por todas las provincias, generalmente procedentes de Eslovaquia, Polonia y República Checa, con cuyos clubes y criadores se mantienen contactos muy positivos.
Los criadores de esta raza exigen que los dueños de Baviera sean cazadores. Todos los perros trabajan en el campo e incluso muchos participan de pruebas de trabajo oficiales y sobrepasan con distinción. “La mayoría de estos binomios son socios de AEPES -Asociación Española del Perro de Sangre- que mantiene su buena labor enseñando hace bastantes años cómo rastrear a través de cursos, seminarios, charlas y demostraciones”.

Morfología
Su finísima trufa distingue y descarta las esencias y todas las partículas. Sus ojos ven incluso “a larguísimas distancias y sorprende su agilidad. De él se puede esperar dedicación, trabajo y sociabilidad”.
El Baviera es un perro muy armonioso y a la vez discreto, que se hace notar por sus formas agradables y distintas de otras razas ya muy conocidas. Nos da la impresión de ser un atleta, muy ágil, algo ligero pero musculoso, con un cuerpo mediano y proporcionado. Tiene una construcción sólida, un pecho bien desarrollado y unas patas firmes. Su capa, roja en general, de rojo oscuro a amarillento o cervuno, es densa y fuerte, con pelo liso.
Su cabeza es marcada en negro y a veces también algo más oscuro en la espalda y cola. De buenas proporciones, su altura a la cruz es de 44 a 48 centímetros para las hembras y de 47 a 52 para machos; sus pesos oscilan 17 a 25 kg y de 20 a 30 respectivamente. “De mirada dulce y comunicativa, a veces un poco más dura o lejana, se nota su inteligencia y disponibilidad a todo momento”.
Son perros sensibles al trato, pero capaces de aguantar la educación, mano firme que no dura. Soportan muy bien las exigencias físicas, las diferentes temperaturas, resistentes y adaptables. “Trabaja caminando del paso al galope, salta bastante bien, le gusta el agua o la maleza y las rocas de la montaña. Es muy sociable con sus semejantes”.

El origen
En su país de origen su nombre es Bayerischer Gebirgsscheisshun Bavarian; Mountain Hound en inglés; Rouge de Baviere en Francia; y en España se le conoce por Sabueso de Baviera. La traducción del alemán es más bien “perro de correa para la sangre de Baviera” que designa para lo que sirve y para lo que ha sido seleccionado: el rastro de sangre.
Como tantas razas de trabajo, esta ha tenido su origen en los más antiguos y ancestrales perros de cacería, los sabuesos, un poco extendidos por toda nuestra vieja Europa. Siempre “se seleccionaban los mejores rastreando, de olfato más fino y más voluntad, más seguros, buscando la caza por la correa”.
De ahí se escogían los más tranquilos y fijos en los llamados rastros fríos, de la caza herida, siempre seleccionando carácter y nariz finísima. A finales del siglo XVIII se llegó a una raza especialista, el rastreador Hanoveriano.
Mientras tanto, se fueron desarrollado las armas de fuego y los métodos de caza y especializaciones varias, por lo que se necesitaban más y mejores perros de sangre y también más adaptados.

  

Así que el Hanoveriano, algo pesado para montañas, fue cruzado con sabuesos rojos de montaña por el Barón Karg Bebenburg, criando a partir de 1870 un perro de rastro más ligero, fiable y noble. En 1912 se fundó en Múnich el Club de raza y esta raza fue reconocida por la FCI con el número 217 y con estándar actualizado desde el 2020.

Los datos
1912 año de fundación del club de raza
20 años de criadores del Baviera en España

(Páginas 16 y 17)

 

Sabueso español, tenaz en el rastro

 

Sabueso lituano, salvado por la moneda

 

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